El camino hacia el título no fue fácil para la Albiceleste. Comenzaron mal, sorprendentemente perdiendo ante Arabia Saudita.
Por el camino desbarataron las esperanzas de México y Polonia en la fase de grupos.
Durante la eliminatoria, continuaron mejorando, primero al vencer a un aguerrido equipo australiano por 2-1. Sobrevivieron y le ganaron a Holanda en penales y luego aplastaron a Croacia 3-0.
La final de esta Copa Mundial en Qatar (2022) fue un duelo de ensueño. La ilusión de Francia se centraba en ganar dos Mundiales consecutivos, cosa que no ocurrió desde que lo logró Brasil con Pelé en 1962.
Argentina, por otro lado, estaba motivada por la oportunidad de proporcionar un final de libro de cuentos a la carrera internacional de Messi y fortalecer su legado como el mejor futbolista de todos los tiempos.
La final de la Copa del Mundo de 2022 fue, en mi opinión, la mejor de todos los tiempos. Un partido épico que lo tuvo todo. Argentina dominó el juego durante los primeros 70 minutos y logró una ventaja de 2-0 con goles de Lionel Messi y Ángel Di María.
De allí en adelante empezaron a ocurrir cosas extrañas. Francia atacó ferozmente logrando convertir un tiro penal seguido con la estrella Lylian Mbappé haciendo un golazo de volea menos de dos minutos después. Esto llevó el partido a la prórroga.
Parecía que Argentina estaba en camino a la victoria cuando Messi anotó en un rebote. Sin embargo, las esperanzas argentinas se desvanecieron cuando Francia recibió un tiro penal después de una mano. Eso le dio a Mbappé la oportunidad de nivelar el marcador.
Argentina, tiene un excelente historial de ganar por penales en Copas del Mundo anteriores y no defraudaron esta vez. Tanto Messi como Mbappé convirtieron sus penales.
Posteriormente, dos jugadores argentinos –Paulo Dybala y Leandro Paredes– anotaron mientras que el arquero Emiliano Martínez paró un tiro de Kingsley Coman y le hizo juegos mentales al siguiente futbolista francés Aurelien Tchouameni, quien terminó desviando el tiro.
Cuando Gonzalo Montiel anotó el penal decisivo, millones de argentinos concurrieron en masa a la Avenida 9 de Julio, cerca del Obelisco, monumento emblemático de Buenos Aires, entonando canciones, abrazados entre extraños y tocando las bocinas de sus automóviles.
Lionel Messi logró el único título que lo había eludido hasta ahora. Levantar el codiciado trofeo Jules Rimet emocionó a todos los argentinos.
La victoria es compartida con toda Latinoamérica y los millones de aficionados que querían ver a Messi salir campeón.
Personalmente este evento me hizo revivir mi infancia y juventud. Tuve la suerte de ver ganar a Argentina la Copa del Mundo en su propia casa en 1978 cuando yo tenía 11 años. En esa oportunidad también fui al Obelisco a celebrar.
Espero poder ver el próximo Mundial que se jugará en Canadá, México y los Estados Unidos en 2026.