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Siguen cuestionando seguridad en escuelas

por Hugo Marín (hugo.marin@lamegamedia.com)


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¿Qué necesitamos para abrir escuelas de forma segura? 

Es una pregunta en la mente de millones de estadounidenses a medida que la pandemia causada por el COVID-19 continúa impactando por casi todo un año, con muchos niños todavía aprendiendo desde sus casas, padres más allá de agotados y otros que se han visto obligados a dejar sus trabajos para poder cuidar los niños.

También es una pregunta con respuestas aparentemente ilimitadas, ya que los estados, distritos escolares y sindicatos de maestros se han quedado por negociar la seguridad entre ellos, con muy poca orientación por parte del gobierno federal.

En Arizona, por ejemplo, muchos distritos escolares están abiertos a la instrucción en persona o presencial, incluso cuando el estado registró una de las tasas de positividad en pruebas más altas del país, con cerca de un 15 por ciento. 

En el condado de Fairfax, Virginia, mientras tanto, algunos padres se indignaron después de que un sindicato de maestros insinuara en un tuit (ahora eliminado) que las escuelas no deberían reabrir hasta que los estudiantes estén vacunados, lo que probablemente no será hasta 2022.

El tema cobró más urgencia porque el presidente Joe Biden ha prometido que los estudiantes regresarán a las escuelas dentro de sus primeros 100 días de gobierno. 

Además, un informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en febrero, advertía que los planteles podrían abrir de manera segura con ciertas precauciones, pero fue criticado por centrarse en un grupo relativamente reducido de colegios y por no tener en cuenta la propagación de las nuevas y preocupantes variantes del coronavirus.

El 12 de febrero anunciaron que las escuelas podían retomar el curso de la instrucción presencial a tiempo completo “aún cuando se trate de zonas con alta incidencia de contagio por COVID-19”, de acuerdo a esas nuevas guías publicadas por los CDC.

Recomendaron continuar con las medidas reglamentarias de prevención, además de la prueba de COVID-19 una vez por semana para alumnos, docentes y personal escolar.

La controversia en torno a las escuelas es acalorada, padres incómodos con los maestros y los sindicatos, docentes enojados con los funcionarios públicos y los estudiantes en algunos lugares mirando hacia la posibilidad de que la educación remota continúe hasta el otoño.

Sin embargo, a pesar de todo este caos, los expertos en salud pública y muchos educadores están de acuerdo con las precauciones básicas para abrir escuelas: uso de mascarillas, mantener distancia en los espacios de aprendizaje, ventilación adecuada y pruebas regulares de estudiantes, maestros y personal.

Las vacunas de los maestros y los trabajadores de las escuelas siguen siendo una pieza importante del rompecabezas, pero tanto los expertos en salud pública como los sindicatos docentes dicen que con las precauciones y las pruebas, los colegios podrían abrir a medida que continúe el lanzamiento de la vacuna. 

En una columna de opinión publicada a finales de enero por USA Today, Randi Weingarten, presidente de la American Federation of Teachers, en colaboración con  el Dr. Rajiv J. Shah, presidente de la Fundación Rockefeller, escribieron:

 “Las pruebas regulares y generalizadas siguen siendo fundamentales para la reapertura de las escuelas y, combinadas con los pasos correctos y el apoyo federal, incluso antes de que las nuevas vacunas estén ampliamente disponibles”. 

¿Por qué la reapertura sigue siendo un problema tan grande? 

Parte de la respuesta es dinero. Muchos distritos escolares en Estados Unidos simplemente no tienen los recursos para mantener al COVID-19 bajo control



 
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