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Cultura

Ritmos, alegría y diablicos de Panamá

por Yahaira Webber (yahaira.webber@lamegamedia.com)


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Si algo distingue a la gente de Panamá es una alegría que se contagia cuando pasa una “tuna” con ritmo de murga en el paseo de una reina o para cualquier festividad.

Al panameño le gusta El Tamborito, los bailes de “toldo” que se les llama “pindín” y en los que se amanece cada fin de semana con artistas populares como Samy y Sandra Sandoval, Los Plumas Negras, Dorindo Cárdenas y Ulpiano Vergara. 

También disfruta de danzas folclóricas como Los Diablicos Sucios y Los Diablicos Limpios de la Villa de Los Santos y el baile de Congo, original de la región costera del Atlántico en la provincia de Colón.    

Bailes de “toldo” 

Son como conciertos comunitarios que se realizan de noche. Cuando se organizan para el día reciben el nombre de “sarao”. 

En cada pueblo, por pequeño que sea, siempre hay una plaza, un parque y un “toldo” que es una pista de baile techada pero al aire libre.

Allí la gente se reúne, venden licor, comida criolla y frituras como empanadas, carimañolas y torrejitas de maíz nuevo con puerco que preparan en fogones de leña improvisados para la ocasión.

Es el punto de encuentro al que la gente del pueblo llega para bailar durante toda la noche y regresar a casa muy tarde en la madrugada.

Otras versiones, más elegantes y sofisticadas, se realizan en grandes salones de fiestas, eventos especiales, bodas y otras actividades privadas. 

Murgas y tunas

Un grupo de personas toca melodías a ritmo de distintos instrumentos musicales.

Son muy populares en tiempos de carnaval porque recorren el paseo de las reinas de Calle Abajo y Calle Arriba en sus salidas en carros alegóricos durante los “culecos” o “mojadera” y en los encuentros o topones nocturnos cuando se derrocha elegancia en disfraces o motivos típicos.  

Se acostumbra el canto de “tonadas” creando versos alusivos mientras se baila en caminata y se disfruta la celebración. 

El Tamborito

Es una tonada folclórica que se baila, donde una voz principal, llamada “cantalante” dirige las melodías, acompañadas de cajas y tambores forrados con cuero de vaca. Un grupo le responde como si fuera un coro. 

Es una tradición de pueblo que se conserva en el interior del país, es decir toda la región alejada de la ciudad capital, después que se pasa el Puente de las Américas.  

El tamborito es un baile de época hermoso y elegante que valoran los abuelos como herencia campesina. 

El Congo 

Es propio de la cultura afropanameña, específicamente de la costa atlántica en la provincia de Colón, región donde hace unos años se construyó el nuevo paso de esclusas en el Canal de Panamá.  

Es una danza muy colorida y original que, al ritmo de percusión, cantos y gritos, se baila sin zapatos con mucho coqueteo y movimiento de las parejas.

Los trajes de las mujeres están confeccionados con retazos de tela de distintos diseños y colores.

El hombre lleva una vestimenta estrafalaria hecha con pantalones viejos, camisas rotas y muchos “chécheres” colgantes. 

Los Diablicos Sucios

Se caracterizan por sus vestidos enterizos de rayas rojas y negras.

Llevan una máscara grande con plumas de colores que, sin intención, siempre asusta a los más pequeñitos.

En los pueblos de tradición, a los niños se visten de “diablicos” y les enseñan a bailar para que crezcan sin miedo al popular personaje de las danzas del Corpus Christi en La Villa de Los Santos. 

Llevan castañuelas y zapatean sus “cutarras” al ritmo de guitarras. 

Diablicos Limpios 

Conforman la herencia folclórica de danzas religiosas del Corpus Christi.

Es un estilo completamente distinto.

Visten de blanco con espejos sobre la blusa y pañoletas de colores que guindan de la cintura. También usan máscaras. 



 
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