VERACRUZ (EFE) — Familias con niños, jóvenes practicando surf con remo y aficionados a la pesca disfrutaban en la playa de Veracruz, en la reapertura de estos lugares de esparcimiento en Panamá tras más de siete meses de veda por la pandemia del nuevo coronavirus.
La afluencia a esta playa, aledaña a la Ciudad de Panamá y por ello muy visitada normalmente, fue baja, quizá por los pronósticos de lluvia o por la crisis económica que abate al país tras meses de una economía casi paralizada a causa de la emergencia sanitaria.
Panamá, con 127,866 contagios confirmados y 2,622 muertes por el COVID-19, intenta una “nueva normalidad” tras reabrir casi todo el comercio no esencial y el turismo después siete meses de cierre y restricciones por la pandemia en curso.
La reapertura de las playas y el levantamiento de la prohibición de movimiento los domingos, son las más recientes medidas hacia la “nueva normalidad” y las más reclamadas por el sector del turismo, el más golpeado por la crisis derivada de la pandemia.
“Después de siete largos meses por fin estamos prendiendo la nevera. No todos, pero quienes sí, lo hacemos con la seriedad necesaria, tomando todas las medidas de bioseguridad”, afirmó a Efe Edgar Piscoya, propietario de un restaurante situado frente a la playa.
Veracruz es un pueblo de pescadores y en su extensa playa hay restaurantes de madera y palma.
Piscoya, en cuyo restaurante habían contados clientes, comentó que desde hace varios años el movimiento comercial en Veracruz venía bajando, y que la crisis del coronavirus fue el golpe de gracias para muchos.
No lejos del restaurante unos jóvenes intentaban mantener el equilibro en unas tablas de surf que impulsaban con un remo entre las pequeñas olas. Practican pavel y el equipo se los rentó Pedro Cáceres, un argentino radicado en Panamá.
“Estuvimos siete meses encerrados, estamos listos con todas las instalaciones para que la gente pueda disfrutar”, declaró a Efe Cáceres, quien tuvo una mañana movida en su negocio.
El período de cierre fue difícil y quedan por delante tiempos duros, reconoció Cáceres, pero no es pesimista:
“Mientras todos nos cuidemos para poder llevar la situación de la reapertura creo que va a ser muy positivo. Hay que meterle fe y ganas”.
Sheyla Mejías es una de las clientes de Cáceres que expresó su alegría por poder regresar a la playa, un espacio donde se libera la mente, toxinas y donde se mueve la economía, pues la gente no solo se tira en la arena, sino que busca “comer rico en un restaurante o quedarse en un hotel”, como declaró a Efe.
El acceso a las 27 áreas de playas, balnearios y ríos que se pueden visitar entre las 6 de la mañana y las 4 de la tarde “está autorizado para grupos o burbujas familiares de hasta siete personas”, dijo a Efe César Lange, inspector nacional del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) y encargado de la vigilancia en la playa de Veracruz.
El consumo de bebidas alcohólicas solo se permite en los restaurantes de la playa, agregó Lange, que pidió a los usuarios mantener el distanciamiento físico entre las distintas burbujas, desechar en bolsas las mascarillas y cuidar a los niños, ancianos y personas con discapacidad.
“Hay que estar muy pendientes de las condiciones climáticas” al ir a las playas y ríos, ya que ahora Panamá atraviesa la “parte más fuerte de su temporada de lluvias”, agregó el rescatista.