La población hispana en los Estados Unidos tiene por lo general un consenso claro de cómo históricamente la destrucción sistémica de los pueblos indígenas resultó en altos índices de pobreza, disparidades en educación, salud y estatus socioeconómico en las comunidades nativas de todo el continente.
En muchos países de Sudamérica, la fecha en que Cristóbal Colón arribó a las costas de esta parte del hemisferio, se le conoce y conmemora como el Día de la Raza.
En contraste, dado el nutrido número de habitantes de ascendencia italiana, en los Estados Unidos aún se celebra honrando al valiente almirante europeo.
En el 2018, el alcalde Andrew Ginther de Columbus, la ciudad de mayor población, que lleva su nombre en honor a Colón, decidió no reconocer ese día como tal y anunció que la ciudad permanecerá abierta.
El alcalde demócrata dijo que, en cambio, se tomaría como feriado el Día de los Veteranos, el 12 de noviembre.
De igual forma ese año, Cincinnati –que se había rehusado anteriormente a cambiar la dinámica de la fecha– decidió unirse al creciente número de ciudades que adoptaron esta medida.
En los últimos años, aquí en los Estados Unidos ha habido un cambio de conciencia, particularmente impulsado por grupos nativos americanos, quienes se han organizado para detener la celebración del Día del Descubrimiento de América, y reemplazarlo por el Día de los Pueblos Indígenas.
Se trata de una demanda que consideran digna en un esfuerzo por reconocer el daño que el colonialismo causó en sus civilizaciones y que aún arrastra en este país.
Con el pasar de los años y las nuevas perspectivas que se han desarrollado durante el nuevo milenio, Cristóbal Colón ha pasado de ser un héroe incuestionable a convertirse en una figura controvertible acarreando una serie de consecuencias históricas que el estadounidense moderno considera problemática.
Durante siglos, la destrucción y la enfermedad que Colón introdujo al continente americano ha sido excluida de la mayoría de los libros de historia, lo que abrió paso al mito de un marinero pionero que descubrió América y demostró que el mundo era redondo.
Pero podría decirse que el mito más atroz es el de que Colón “descubrió” América y que lo hizo de forma pacífica.
Las islas a las que llegó en su primer viaje a finales del siglo XV, estaban ya habitadas por el pueblo Taíno.
Para esas personas, la llegada de Colón y sus hombres marcó el comienzo de una era de esclavitud, enfermedad y destrucción que resultó en muertes masivas de los nativos de toda esta región.
Con este trasfondo, es difícil no preguntarse cómo Colón se convirtió en un héroe estadounidense conmemorado con estatuas, nombres de ciudades, calles e incluso en un día festivo con desfiles y paradas.
Esta narrativa por ejemplo, forma parte del movimiento que impulsó los esfuerzos colectivos en Cleveland para modificar la imagen de su equipo de béisbol profesional.
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En solidaridad con todas las comunidades nativas y sus descendientes del área de Ohio y Pensilvania: Iroquois, Shawnee, Andaste, Chippewa, Miami y Séneca.