CLEVELAND, Ohio — En el cuarto piso de un gran edificio con vistas a la calle West 25 en Cleveland, un pequeño grupo de niños se sientan debajo de una cinta de banderas internacionales –con mascarillas, auriculares en los oídos y espaciados a unos seis pies de distancia– frente a las computadoras.
Salvo por el murmullo ocasional en inglés y español mientras el personal monitorea a los estudiantes, es maravillosamente silencioso y tranquilo.
Este “espacio de aprendizaje”, ubicado en la organización sin fines de lucro de Cleveland Esperanza, Inc., satisface una necesidad importante de un pequeño número de estudiantes hispanos del Distrito Escolar Metropolitano de Cleveland (CMSD) durante la pandemia: un lugar seguro, con internet confiable, y personal preparado para ayudar en cualquier momento (en inglés o español).
Víctor Ruiz, director ejecutivo de Esperanza, dijo que el módulo de aprendizaje, el cual tiene capacidad para aproximadamente 25 alumnos, es una forma esencial de ayudar a aquellos que aprenden Inglés como Segundo Idioma (ESL) que de otro modo se quedarían atrás durante la pandemia.
“Escuchamos que los niños simplemente no se presentan a la escuela (virtual)”, dijo Ruiz.
El ambiente tranquilo y el apoyo inmediato del personal de Esperanza han ayudado a la estudiante de séptimo grado Efraniel Rivera, y a su hermano menor Dialeyshka, a ponerse al día con parte de su trabajo.
Fue un poco caótico tratar de aprender en su pequeño apartamento cerca del lado oeste de Cleveland, con su hermano de cuatro años, su madre y su tío, quienes conviven bajo un mismo techo, dijo Efraniel.
“Era difícil escuchar lo que la maestra estaba diciendo”, señaló.
El módulo de aprendizaje en Esperanza es una de las 24 ubicaciones en Cleveland, financiada por la Cleveland Foundation y United Way of Cleveland, donde casi 800 estudiantes de CMSD van a diario para hacer sus trabajos de clases virtuales. Estos son los que más tienen dificultades con el trabajo en línea: estudiantes pobres, sin hogar y participantes de programas de ESL.
El aprendizaje en línea durante la pandemia ha sido difícil para las poblaciones más vulnerables de estudiantes en los Estados Unidos, especialmente aquellos pobres de color y para quienes el inglés no es su primera lengua.
Un estudio reciente del Instituto de Política Migratoria (MPI), un grupo de expertos basado en Washington, D.C., encontró que, en la primavera de 2020, cuando los distritos escolares cerraron sus puertas por primera vez, muchos estudiantes de ESL no iniciaban sesión o no podían hacerlo.
Senaida Pérez, coordinadora de participación familiar y apoyo estudiantil para CMSD, dijo que muchos alumnos de inglés se están quedando atrás porque sus cuidadores (generalmente padres y abuelos) a menudo no pueden proporcionar la ayuda que normalmente reciben en el salón de clases. O esos cuidadores están trabajando y, por lo tanto, no están presentes cuando los alumnos enfrentan problemas con el programa de aprendizaje en línea, o simplemente no tienen el conocimiento para apoyarlos.
¿Qué otra ayuda hay disponible?
El distrito ha puesto en su sitio web, materiales traducidos sobre cómo acceder y operar sus portales de aprendizaje virtual.
También cuentan con una línea de ayuda disponible en varios idiomas para los padres que tienen dificultades con la tecnología, además de una opción en persona, donde los cuidadores y sus estudiantes pueden ir al edificio de su escuela u otro lugar para hablar con alguien en persona, dijo González.
El distrito también comenzó recientemente a enviar estudiantes refugiados que están teniendo dificultades a un “laboratorio de aprendizaje” operado por The Refugee Response, una organización sin fines de lucro en Cleveland.
De vuelta en Esperanza, Ivis Maldonado, coordinadora del programa juvenil, explicó que si bien el módulo de aprendizaje parece estar ayudándoles con sus tareas escolares, hay una pieza que falta.
“Son esas habilidades socioemocionales las que los estudiantes no desarrollan cuando están lejos de sus compañeros en los entornos tradicionales de clases presenciales”, describe Maldonado.
Melissa Lazzarin, del Instituto de Política Migratoria, dijo que lo mejor para estos estudiantes es que regresen al aula de clases, tan pronto como sea posible hacerlo de forma segura.
“Estos alumnos necesitan acceso a un entorno que enriquezca el idioma y mucho de eso no necesariamente se puede lograr en línea”, aseguró Lazarin.
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Este artículo está patrocinado por el Northeast Ohio Solutions Journalism Collaborative, integrado por más de 20 medios de comunicación del noreste de Ohio. Conor Morris es miembro del cuerpo de Report for America. Claudia Longo, escritora de La Mega Nota, contribuyó a esta historia.