El 15 de enero se conmemora el natalicio de Martin Luther King Jr., y una vez más –como ha quedado evidenciado en años recientes– su imagen y mensaje será malversado, malinterpretado y manipulado intencionalmente por personas y organizaciones que directamente representan el opuesto a los ideales democráticos, de equidad y justicia que promulgaba.
Es imperativo recordar que MLK promovía la “no violencia” pero no era un pacifista dócil. Creía en el cambio mediante protestas de acción directa, en la verdad absoluta y en la erradicación total del discrimen ejercido por la supremacía blanca.
Serán muchas las figuras públicas y oficiales electos que defendieron la guerra y la intolerancia en meses recientes –males contra los que King luchó arduamente– quienes intentarán utilizar su mensaje de paz y unidad pasando por alto un genocidio que el prócer hubiera inequívocamente condenado.
Durante el pasado cuatrienio, en una entrevista televisiva, el entonces vicepresidente Mike Pence comparó los ideales de Donald Trump con los de MLK. En defensa del muro fronterizo con México que proponía el expresidente, expresó: “Una de mis citas favoritas que dijo el Dr. King fue: ‘Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de la democracia’, pensemos en cómo cambió a Estados Unidos. Nos inspiró a cambiar a través del proceso legislativo, para convertirnos en una unión más perfecta’”.
En 2020, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) utilizó el legado de MLK y su asesinato para adaptarlo a su agenda en pro de las armas de fuego. Por medio de Twitter (“X”) la organización publicó: “King solicitó un permiso de portación de armas [...] y se lo negaron. Nunca dejaremos de luchar por el derecho a la autodefensa de todos los ciudadanos respetuosos de la ley”.
Con este mensaje la NRA sugiere que si a MLK no se le hubiera negado el derecho a portar un arma habría evitado ser asesinado. Sin embargo, no se hizo mención de que quien lo mató fue un delincuente fugitivo blanco que a pesar de las restricciones logró obtener una pistola.
Incluso la Agencia Federal de Investigaciones publica anualmente –para esta fecha– elogios a MLK en redes sociales. Una de sus frases está grabada en las instalaciones de la academia del FBI en Quantico. No obstante, en 1963, el entonces director de esa agencia, William Sullivan, escribió sobre King: “Debemos marcarlo como el negro más peligroso para el futuro de esta nación”.
Tal y como si se tratara de un presagio sobre quienes utilizarían su nombre para promover agendas propias, MLK habló de personas blancas “moderadas” cuyas respuestas a las tensiones raciales no fueron de comprometerse con lo justo, sino de simplemente pedir la paz.
En su “Carta desde la cárcel de Birmingham” el líder lamentó que estos moderados no tenían interés alguno en que los negros obtuvieran libertades y tampoco les importaba unirse a la lucha por políticas que crearan un cambio real.
En la misiva, King escribió: “Casi he llegado a la lamentable conclusión de que el gran obstáculo del negro en su paso hacia la libertad no es el Canciller del Ciudadano Blanco o el Ku Klux Klan, sino el blanco moderado, quien es más devoto al orden, que a la justicia”.
El legado de MLK es complejo y no puede definirse únicamente por el pacifismo. Sí, hizo un llamado a la no violencia, pero también exigió la confrontación ante la injusticia en cualquier parte del mundo. No se centraba solamente en la justicia racial, su lucha también se enfocó en contra del capitalismo, la guerra y la ciudadanía limitada de los pueblos oprimidos.
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*Una fotografía tomada por Christian Rice de un colorido mural en honor a Martin Luther King Jr. en Vancouver, Washington. Con el pasar del tiempo, el mensaje y legado de MLK se ha visto diluido y malinterpretado por personas y organizaciones que representan lo opuesto a todo lo que promulgaba el prócer. (CC/Christian Rice)