Por si no fuera suficiente, un nuevo enemigo derivado del coronavirus aparece, esta vez atacando directamente a los más indefensos: los niños. Se trata del Síndrome Multisistémico Inflamatorio Pediátrico (MIS-C).
El COVID-19 por naturaleza puede atacar y afectar sin discernimiento especial tanto a niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, existe un mediano consenso en que los menores infectados generalmente no se enferman con tanta gravedad como los adultos. Es posible incluso que sean asintomáticos.
El MIS-C, que también puede afectar a adolescentes, parece estar asociado al COVID-19.
Este síndrome es raro y muchos infantes que lo padecen eventualmente mejoran con atención médica. Pero también ocurre que algunos niños empeoran rápidamente al punto en que peligra su vida.
Su causa real aún es desconocida. Lo que se sabe hasta ahora es que es una enfermedad grave en la que se inflaman algunas partes del cuerpo como el corazón, los vasos sanguíneos, los riñones, el sistema digestivo, el cerebro, la piel, o los ojos.
Puede manifestarse en el enrojecimiento de zonas inflamadas.
Algunos niños con MISC-C tienen resultados negativos para la infección actual con el virus que causa el coronavirus. Aunque hay evidencia que muchos de estos menores se contagiaron con el COVID-19 anteriormente, de acuerdo a lo que demuestran sus resultados de la prueba de anticuerpos.
Entre los signos y síntomas que deben poner en alerta están: fiebre de 24 horas o más; vómitos y diarrea; dolor estomacal, enrojecimiento de los ojos; erupción en la piel; cansancio inusual; enrojecimiento e inflamación en las manos o los pies.
También podrían presentarse, y de ser así, se debe trasladar al niño a la sala de emergencia inmediatamente: dificultad respiratoria; incapacidad de despertarse o de quedarse despierto; dolor o presión en el pecho; color azulado en labios o rostro; dolor estomacal intolerable.
Queda a discreción del padre, según los síntomas o signos presentados, si amerita una visita de urgencias o una cita con su pediatra.
Lo recomendable es llevar al menor a la sala de emergencia si alguno de los últimos signos expuestos aparece.
Dentro de la poca información sobre el MIS-C, se conoce que no es contagioso. Y de existir, puede necesitar tratamiento en el hospital e incluso en una unidad pediátrica de cuidados intensivos. Sin embargo, existe la posibilidad de que su hijo pueda tener una infección activa con el virus que causa el coronavirus o cualquier otro tipo de infección contagiosa. Por lo tanto, la mejor manera de ayudar a prevenir que su menor contraiga el MIS-C es evitar la exposición al virus que causa el COVID-19.
Siga los consejos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.
Estos no difieren a los ya conocidos para la prevención contra el coronavirus: aseo frecuente de las manos; evitar el contacto con posibles infectados; uso normalizado de mascarillas en espacios públicos, y practicar el distanciamiento social.