En un rincón remoto de Damasco, el idioma de Jesús, el arameo, aún encuentra eco en las conversaciones diarias. En Malula, un pequeño pueblo, este antiguo idioma sigue vivo entre un reducido porcentaje de la población, convirtiéndolo en un tesoro lingüístico único en el mundo.
Aunque el arameo ha ido desapareciendo lentamente debido a la emigración y los estragos de la guerra en la región, Malula se mantiene como un símbolo de la historia cristiana y una ventana al pasado de Jesús. A pesar de los desafíos, algunos habitantes se aferran a preservar este legado cultural y lingüístico.
El conflicto en Medio Oriente ha afectado profundamente a Malula, dispersando a su población y amenazando la supervivencia del arameo en la región. A pesar de los desafíos, Malula sigue siendo un faro de esperanza para aquellos interesados en explorar las raíces del idioma de Jesús en el mundo contemporáneo., “los habitantes de Mesopotamia, Siria, Judea y Palestina utilizaban este idioma”.
