Belgrado, 15 feb (EFE).- El escrutinio del 97,44 % de los votos de las elecciones legislativas celebradas el domingo en Kosovo confirman que el partido izquierdista y ultranacionalista Autodeterminación (Vetevendosje), encabezado por Albin Kurti, triunfó con el 48,19 % de los sufragios, duplicando el apoyo que tenía.
Según los datos publicados este lunes por la Comisión Electoral Central de Kosovo (CIK), en segundo lugar quedó, con el 17,31 % de los votos, el Partido Democrático de Kosovo (PDK), surgido de la guerrilla separatista que luchó contra Serbia a finales de la década de 1990, y que estuvo durante 20 años ininterrumpidamente en el poder, hasta 2019.
La conservadora Liga Democrática de Kosovo (LDK), actualmente en el poder, es la tercera fuerza parlamentaria al obtener el 13,42 % del apoyo, seguida de la Alianza para el Futuro de Kosovo (AAK), otro partido de exguerrilleros, con el 7,42 %.
En el nuevo Parlamento entrarán asimismo, con veinte escaños garantizados -de un total de 120- las minorías, la principal de las cuales es la serbia.
A pesar de la rotunda victoria de Autodeterminación, se espera una complicada negociación para formar el nuevo gobierno, dado que el partido ganador no ha logrado la mayoría absoluta para gobernar en solitario y existen grandes rivalidades entre todas las formaciones que entraron en el Parlamento.
La participación en las urnas fue del 47,08 %, tres puntos porcentuales más que en las legislativas de 2019, también ganadas por Autodeterminación aunque con un apoyo menor al obtenido ayer.
Las elecciones fueron las quintas parlamentarias desde la independencia de Kosovo, en 2008, y todas se celebraron de forma anticipada en medio de la permanente inestabilidad política del país.
En 2020 cayeron dos Gobiernos en Kosovo, el de Kurti mediante una moción de censura en marzo, y en diciembre el de Avdullah Hoti, de la LDK.
El nuevo Ejecutivo tendrá como grandes retos la mejora de la maltrecha economía, empeorada por los efectos de la pandemia de la covid-19, con una tasa de desempleo que supera el 50 % entre los jóvenes en un país donde la edad media es de 30 años.
Otro desafío es la normalización de relaciones con Serbia, que no reconoce la independencia de su antigua provincia.