Los primeros cargamentos de las dos vacunas –la de Pfizer y la de Moderna– aprobadas para su administración bajo condiciones de emergencia se destinan a trabajadores de la salud y la población vulnerable como adultos mayores.
Para lograr estas vacunas, las compañías farmacéuticas pasaron por un largo proceso, tratando de demostrar que son efectivas y seguras.
En un estudio sobre vacunas y medicamentos, el proceso comienza con investigaciones en el laboratorio y en animales.
Así se determinó que la utilización del mRNA (ácido ribonucleico mensajero) era una opción viable.
Una vez cumplida esta etapa, las vacunas pasan por tres a cuatro fases de investigación en humanos.
-En la primera, participan entre 20 y 100 sujetos sanos voluntarios.
Se determina si la vacuna es segura, si funciona, pero sobre todo si hay efectos secundarios serios, y se analiza su efectividad con respecto a la dosis.
-En la segunda, participan varios cientos de sujetos sanos voluntarios para conocer si hay efectos secundarios a corto plazo y determinar la respuesta inmune de los voluntarios.
-En la tercera, participan entre cientos y miles de sujetos voluntarios, incluyendo estudios de investigación aleatorizados, doble ciego y controlados.
En estos estudios de manera aleatoria (por azar), a la mitad de los voluntarios les dan la vacuna y la otra mitad recibe un placebo (una inyección sin ningún componente).
Nadie sabe quién está recibiendo el placebo y quien la vacuna.
Al final comparan los dos grupos para ver a quién le dio o no la infección, quien tuvo casos severos de infección y si hubo efectos secundarios.
-Los estudios de fase cuatro son los que se hacen después de aprobadas las vacunas para seguir observando si se presentan efectos secundarios.
Las vacunas de Pfizer y Moderna han cumplido esas tres primeras fases.
Los estudios de la fase tres de Moderna incluyeron participantes voluntarios en la Universidad de Pittsburgh.
Una de ellos fue Claudia Ardiles, terapista y consejera que trabaja con Salud Para Niños y con UPMC.
Dr. Diego: ¿Por qué decidiste participar en el estudio?
Claudia Ardiles: Por tres motivos:
1).[La] fatiga COVID, me sentía angustiada por la duración de la pandemia y los efectos psicológicos que estaba viendo no solo en mi familia sino en mi círculo de amigos, mis pacientes y compañeros de trabajo. Necesitaba sentirme útil, haciendo algo para acelerar el fin de la crisis.
2).La angustia de no poder viajar a ver a mi madre, quien cumplió 90 años en abril en pleno “lockdown”, solita.
Pensé que ayudar a que se desarrollara la vacuna lo más pronto posible haría que volviéramos a viajar y estar con nuestros seres queridos.
3).El hecho de que los latinos y afroamericanos estaban sufriendo la tasa de mortalidad más elevada debido al COVID. Pedían voluntarios de todas las razas y edades y especialmente de minorías.
Dr. Diego: ¿Tuviste algún temor al participar?
Claudia Ardiles: Nunca. Siempre consideré que los pasos para asegurar su seguridad y eficacia estaban bien delineados. Además, sabiendo que la vacuna no era un virus vivo sino un mensajero que funciona “como si” fuera el virus, pero [esto] no fue lo que me dio tranquilidad.
Dr. Diego: ¿Cómo fue tu participación en el estudio?
Claudia Ardiles: Pasé por dos entrevistas largas para saber si cualificaba.
Luego me reuní con un doctor que contestó todas mis preguntas.
La primera dosis fue el 5 de septiembre y la segunda el 4 de octubre.
Dr. Diego:¿Cuántas visitas y cuántos exámenes de sangre en total?
Claudia Ardiles: Tres visitas hasta ahora. Una para cada dosis y una tercera en noviembre de control. En cada visita me sacaron sangre. No tengo que regresar en persona hasta abril de 2021.
Dr. Diego: ¿Tuviste algún efecto secundario?
Claudia Ardiles: Leves.
Primera dosis: dolor de cabeza que duró todo el resto del día y escalofrío la primera noche.
Segunda dosis, un poquito más: un poco de congestión, debilidad muscular y escalofrío.
En ambos casos, entre 24-30 horas después volví a estar normal.
Mi esposo, quien es también voluntario, tuvo fiebre, yo no.
Pasados tres meses, nunca más tuvimos ningún síntoma.
Dr. Diego: ¿Qué le recomendarías a todos quienes leen esta columna?
Claudia Ardiles: Primeramente, que se vacunen.
¡Cuantos más nos vacunemos, más rápido se termina esta situación!
No teman a los efectos secundarios, es como tener síntomas de gripe, pero por solo 24 horas. Algunas personas los tienen más intensos que otros, pero se van en un día, día y medio. Recomiendo planear un día liviano después de la vacuna.
El brazo duele por un par de días pero es tolerable.
Debido a que nuestra comunidad trabajó mucho en tareas esenciales o restaurantes, es imperativo que nos protejamos y protejamos a los demás.
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*En la foto Claudia Ardiles, terapista y consejera que trabaja con Salud Para Niños y UPMC, voluntaria del ensayo clínico de la vacuna anticovid en Pittsburgh.