Las solicitudes semanales del subsidio por desempleo en Estados Unidos quedaron por debajo de 500.000 por primera vez desde que empezó la pandemia, informó este jueves la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), en medio de las críticas hacia el presidente estadounidense, Joe Biden, por promover ayudas gubernamentales.
En concreto, la cifra descendió la semana pasada a 473.000, comparado con los 507.000 trámites de la semana anterior y con los 6,8 millones sin precedentes registrados al comienzo de la pandemia de la covid-19 a mitad de marzo de 2020.
Según la BLS, en la semana que concluyó el 1 de mayo había 3,65 millones de personas que percibían esta prestación, comparado con los 3,7 millones en la semana anterior.
ECONOMÍA DINÁMICA
Estos "datos positivos" responden al dinamismo actual de la economía estadounidense, en la que se están despidiendo a menos personas y la gente tiene más facilidad para encontrar empleo, ahora que la actividad se está recuperando, según la profesora de Economía de la Universidad Estatal de Ohio, Lucia Dunn.
"Nada de esto está sucediendo tan rápido como nos gustaría, pero la economía parece estar avanzando en la dirección correcta en estos momentos", argumentó en declaraciones a Efe Dunn, especialista en dinámicas del mercado laboral estadounidense.
Sin embargo, el mercado del trabajo en EE.UU. tiene todavía "una cantidad sustancial de espacio para el crecimiento", de acuerdo al análisis del centro económico del Instituto Peterson (PIIE, en sus siglas en inglés) enviado a Efe.
La realidad es que la economía estadounidense perdió 22 millones de puestos de trabajo entre marzo y abril de 2020 y, desde entonces, ha recuperado 14 millones de empleos.
"Esa es la señal más clara", puntualizó el economista del PIIE, Jason Furman.
CRÍTICAS A BIDEN
Pese al avance de la economía en términos macroeconómicos, EE.UU. está mostrando un fenómeno insólito tras la crisis provocada por la pandemia: más puestos de trabajo que demandantes de empleo.
Una situación que los más críticos achacan al refuerzo de los subsidios por parte del Gobierno de Biden y que algunos economistas interpretan como un simple reajuste del mercado laboral.
En marzo, el Congreso aprobó el tercer paquete de estímulo fiscal, por valor de 1,9 billones de dólares, y que incluyó transferencias directas de efectivo de hasta 1.400 dólares a millones de ciudadanos y un fortalecimiento y una expansión de los subsidios de desempleo, así como ayudas a pequeñas y medianas empresas.
El débil dato de creación de empleo en abril, cuando se crearon solo 260.000 puestos de trabajo frente al millón estimado por los analistas, ha generado preocupación acerca de la situación del mercado laboral en la primera economía mundial.
Sobre esto, Furman señaló que en la medida en que la oferta y la demanda del mercado laboral estén "desajustadas", existe el riesgo de una recuperación incompleta del empleo y de un aumento sustancial de la inflación de los precios, al menos en el corto plazo, con posibles repercusiones a largo plazo.
Según datos publicados este miércoles, el índice de precios al consumidor (IPC) en Estados Unidos subió un 0,8 % en abril y situó la inflación interanual en el 4,2 %, la más alta registrada desde 2008, con lo que aumenta la preocupación sobre el despegue de la inflación.
LA CASA BLANCA RESPONDE
Ante las críticas, la Casa Blanca rechazó que el refuerzo de los subsidios por desempleo sea una de las causas principales de la débil creación de empleo registrada en abril en EE.UU. al desincentivar la búsqueda de trabajo, y apuntó a la persistencia de la pandemia.
La portavoz presidencial, Jen Psaki, salía así al paso de las críticas desde la oposición republicana que ha afirmado que las ayudas gubernamentales hacen que los ciudadanos prefieran no trabajar a trabajar.
El propio Biden comentó la cuestión este lunes al señalar que la "ley es clara", por lo que quien "rechace" un puesto de trabajo "adecuado" no podrá seguir cobrando subsidios de desempleo.
Aunque el presidente indicó que, por ahora, no ve "evidencia de esto".
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