Madrid, 1 abr (EFE).- Desde Francia 1998, Japón no se ha bajado de un Mundial y ha participado en todos, seis hasta Rusia 2018, y vive en una permanente época dorada que parece no tener fin.
El que será uno de los rivales de España en el grupo E está más europeizado que nunca por su estilo y por los clubes que acogen a la mayoría de sus jugadores. El combinado nipón será un rival muy incómodo para el de Luis Enrique Martínez.
Cuando se habla de Japón, en España casi siempre aparece un nombre: Takefusa Kubo. Sin embargo, no es el más importante. El jugador cedido por el Real Madrid en varios equipos desde 2019 y ahora en el Mallorca aún no ha asegurado su puesto en las alineaciones de su seleccionador, Hajime Moriyasu. La competencia es dura. Japón exporta muchos nombres al extranjero y en los últimos tiempos el aroma europeo también cuenta entre la electricidad del fútbol nipón.
La última convocatoria de Japón está llena de nombres que desarrollan su carrera en Europa: Kawashima (Estrasburgo), Itakura (Schalke), Yoshida (Sampdoria), Muroya (Hannover 96), Nakayama (Zwolle), Tomiyasu (Arsenal), Minamino (Liverpool), Ito, Genk), Shibasaki (Leganés), Morita (Santa Clara), Haraguchi (Unión Berlín), Kamada (Eintracht), Endo (Stuttgart), Tanaka (Fortuna Düsseldorf), Doan (PSV), Furuhashi (Celtic) y Asano (Bochum), junto a Kubo, suman 17 futbolistas que juegan en competiciones europeas del total de 23.
Pero de todos, si hay que citar a uno por encima del resto, ese no es otro que Takehiro Tomiyasu. El central del Arsenal ilumina a su selección gracias a su polivalencia (también puede actuar de lateral) y posee una capacidad física impresionante. Es un seguro para Japón, que firmó una fase de clasificación irregular que arregló con un buen arreón final en el que Tomiyasu tiró del carro para evitar la repesca final tras dejar en el camino a Australia.
España sólo se ha enfrentado a Japón una vez en su historia, el 25 de abril de 2001 en el estadio El Arcángel de Córdoba. Ganó sobre la bocina, con un tanto de Rubén Baraja a pase de Pedro Munitis con el que los hombres que entonces dirigía José Antonio Camacho esquivaron un empate decepcionante a un año de disputar el Mundial de Corea y Japón 2002 en el que "la Roja" fue eliminada por Corea en los cuartos de final.
Más de dos décadas después, España volverá a verse las caras con un equipo distinto al que derrotó en 2001. Su fútbol veloz, directo y de acoso constante al rival es el mismo de hace veinte años. Sin embargo, ahora también posee la consistencia que han adquirido sus jugadores en el fútbol europeo. Un plus más para un equipo candidato a dar la sorpresa y colarse entre los dos 'cocos' (España y Alemania).
Su objetivo, es ambicioso, superar su techo en un Mundial, los octavos de final que firmó en Corea y Japón 2002, Sudáfrica 2010 y Rusia 2018.