Los avances en la ciencia y tecnología moderna parecen no tener límites. Sin embargo, a medida que se normaliza el uso y dependencia de estas, paulatinamente también se ha ido generando un interés por lo espiritual, lo natural y lo ancestral. Así, viejas costumbre de antaño que en algún momento de la industrialización pasaron a ser conceptualizadas como falacias o creencias obsoletas, han encontrado un resurgir.
Esta tendencia la vemos ejemplificada en la popularidad de plantas medicinales y boticarios como alternativa a la medicina tradicional, al igual que la proliferación de comercios enfocados en el esoterismo. Para Leticia Vázquez, presidenta de Latino Arts for Humanity, en la actualidad existe mucha gente buscando “reconectar con la naturaleza”.
Vázquez es también directora ejecutiva de “Day of the Dead Columbus”, un colectivo que anualmente brinda a los residentes de esa ciudad una celebración genuina de lo que es el Día de los Muertos, una festividad que ha sido bien acogida y respetada por el público en general independientemente de su nacionalidad.
“Muchas civilizaciones y otros países también lo celebran y mantienen la tradición. Por eso este año invitamos gente de India para platicarnos de cómo rinden honor a seres que han muerto; en el pasado hemos tenido [invitados] centroamericanos, vietnamitas y personas de China. Todos comparten esa misma dinámica de recordarlos, de ponerles una ofrenda y todos incluyen comida”, destacó.
“Estamos preservando la cultura para que la conozcan los chicos que nacen en Estados Unidos y que muchas veces debido a cuestiones de documentación no pueden ir a México para vivir la experiencia de primera mano. Es importante que conozcan cómo se hace en México pero que a la vez se inculque un sentimiento más allá de solo educación, sino que también sientan orgullo por sus raíces y les ayude a llevar una vida honorable”, explicó.
Leticia Vázquez nació en Ciudad de México al igual que sus progenitores, no obstante, sus abuelos paternos eran del estado de Michoacán, de una región colindante con Guanajuato, mientras los maternos se criaron en Hidalgo, muy cerca de las pirámides de Teotihuacán.
Según detalla, ella creció dentro del sincretismo, su padre fue guía de turistas y siempre le habló de la historia desde una perspectiva académica. Pero el otro lado de su familia le conectaba directamente al pueblo de Zempoala (Hidalgo), una zona muy arraigada a la cultura totonaca y lugar que le conectaría con el elemento ancestral precolombino.
Como parte de sus estudios universitarios, tuvo la oportunidad de leer libros y códices antiguos que ya no están accesibles para el público. “Yo hacía mis investigaciones en el Museo de Antropología en el D.F. y en ese entonces nos permitían el acceso a una biblioteca de aire controlado. En mis manos tuve libros maravillosos escritos por monjes, como las crónicas del sacerdote Tembleque, que recogen la historia de toda el área, algo que a mí me fascinó”.
Asegura que de esos textos aprendió mucho sobre estas tradiciones, cuya celebración de los muertos no era un día o dos, sino varias veces al año.
“Se honraba la vida y la muerte en un gran acto de comunión relacionado a las cosechas. Lo que hoy conocemos como el Día de los Muertos es un retomar de las festividades que se daban desde finales de julio a principios de agosto –en el calendario gregoriano– que era la más grande y duraba 20 días, un mes en el calendario azteca”, recordó Vázquez.
No se pierda la segunda parte de esta entrevista en la próxima edición, en la cual se reflexionará sobre la historia, evolución y popularidad de la cultura de muertos.
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FOTO: (La Mega Nota/Elvia Skeens)