La República Dominicana se compone de 32 provincias con subdivisiones, un Distrito Nacional, y más de 10 millones de habitantes.
Todos con características derivadas de culturas que los hacen únicos en sus regiones y diferentes, no solo a los pobladores de otros países, sino dentro en esta misma tierra.
Podemos decir que — dependiendo de la región donde se nace y crece, el nivel de educación, social y económico, en la pronunciación de algunas palabras con apego a una forma tradicional o antigua y el uso de algunas cosas — somos distintos, pero con un detalle particular que nos identifica como “dominicano”.
Es como una variedad del idioma español, que solo se habla aquí y estos regionalismos, se encuentran –por lo general– en el sur, la región norte (El Cibao) y la de Santo Domingo.
Los sureños, por ejemplo, ponen una “R” en palabras que al final llevan “L”. Por “plural”, dicen “plurar”.
Los cibaeños acostumbran a usar mucho la “I” para sustituir la “R” y la “L” para el final de las palabras. Dicen “comei”, y en mortal, “moitai”.
Los capitaleños usualmente reemplazan con “L” algunas palabras que terminan en “R”. En comer, por ejemplo, pronunciamos “comel”.
Estas formas son sanas y naturales de expresarse en voz baja o “bullosa”, arrastrando consigo un grado de humildad.
Fotografía: (La Mega Nota/Elvia Skeens)