El amor por la música, la gastronomía, el lenguaje y las costumbres, además del orgullo por las banderas de cada país hispanoamericano, es lo que más nos distingue.
Cada migrante se identifica de distintas maneras con los coloridos emblemas de su patria. Muchos llevan esa bandera en sus autos (por ejemplo, en el espejo retrovisor o estampas adhesivas), decoran sus hogares o las lucimos en camisetas, gorras o abrigos.
De esta manera, compartimos nuestro orgullo por la tierra que nos vio nacer, además de que transmitimos a las siguientes generaciones esos valores e importancia de identificarse con su país de procedencia.
Aunque dejamos atrás lo que más amamos, siempre expresamos el deseo de presumir lo nuestro. Por ejemplo, a través del arte podemos recordar o disfrutar cada día el amor que albergamos en nuestra mente y corazón hacia la tierra donde nacimos o crecimos.
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*Este fragmento informativo fue extraído de un artículo previamente redactado por David Rodríguez para La Mega Nota. (Facebook/Instituto de Cultura Puertorriqueña)