Camoapa (Nicaragua), 3 may (EFE).- Es media tarde y mientras en casi toda Nicaragua se discute sobre una nueva ola de covid-19, en La Embajada, una comunidad rural de difícil acceso ubicada a 175 kilómetros al noreste de Managua, un grupo de campesinos se reúne en una esquina y celebra porque, según dicen, han “vencido al coronavirus”.
La celebración no es planificada, surge de manera espontánea, en medio de las reflexiones sobre cómo sobrevive a la pandemia este pueblo de 170 casas y 510 habitantes, de los cuales una parte tuvo los síntomas de la covid-19 entre 2020 e inicios de 2021, pero ninguno fue a un hospital, ni al cementerio.
“Hace meses pasamos días difíciles, yo pasé días con diarrea, no olía, no saboreaba, un dolor de cabeza…”, dijo a Efe el mayor del grupo.
“Yo pasé con hipo, mareos, con dolores, me decían todos que eran los síntomas del coronavirus, pero aquí estoy, contando el cuento”, agregó otra, entre carcajadas sin mascarillas que resonaban en los bosques aledaños.
Los del grupo no eran vecinos cualquieras, ni celebraban con bebidas, eran seis de los diez líderes de La Embajada, que se reunieron para hablar de temas de interés comunal.
Según los sobrevivientes de la covid-19 Félix Valle y Nieves Lezcano, desde inicios del año nadie en la comarca ha vuelto a tener los síntomas, debido a que sus habitantes decidieron seguir las recomendaciones médicas.
PREVENCIÓN SOCIAL
“Hacemos caso a lo que dice la OMS (Organización Mundial de la Salud), mantenemos todo aseado, nos lavamos las manos, no nos tocamos la cara, y cuando estuvo lo peor, todo el mundo se mantenía con sus mascarillas, ahora sólo son exigidas en la iglesia, además que aquí nadie viene, sólo el camión que suministra a la venta”, afirmó el también líder Milton Velásquez.
El comportamiento de La Esperanza, que replica el de su cabecera municipal, Camoapa (centro), no es normal en un país donde las autoridades no establecen restricciones para detener la propagación de la pandemia, promueve aglomeraciones, y brinda información escasa y confusa sobre la covid-19.
Al consultar por qué escuchan directamente a la OMS y no al Ministerio de Salud, los líderes aprobaron las palabras de Valle: “los médicos en el centro de salud son amables, pero decían que era gripe, nosotros sabíamos que teníamos los síntomas que dicen en todos lados”.
En 2020 al menos 16 médicos del sector estatal de Nicaragua fueron destituidos por denunciar que el Gobierno intentaba ocultar los efectos de la pandemia, según el gremio, que mantiene su exigencia de que el Ministerio de Salud revele los “datos reales” de la covid-19 en el país.
Las cifras oficiales indican que en más de un año en Nicaragua han muerto 182 personas, uno por semana desde octubre pasado, con un total de 6.918 casos confirmados. Por su parte, el independiente Observatorio Ciudadano Covid-19, que goza del crédito de los médicos, ha reportado 3.101 fallecidos por neumonía y otros síntomas de la pandemia, así como 14.170 contagios sospechosos.
ANTÍDOTO INESPERADO
Para saber cómo evitar la covid-19, cómo detectar si la han adquirido, y cómo “salvarse” en medio de las limitaciones, en La Embajada no recurren a médicos privados, pues el más cercano se encuentra a 60 kilómetros de camino pedregoso, sino a las noticias, pero no a cualquier noticiero.
“Vemos las noticias internacionales, no en los canales del Gobierno, vemos los de Honduras, Costa Rica, Estados Unidos”, afirmó Valle, quien prefirió no decir por qué rechazan informarse sobre la pandemia en medios oficialistas, en un país donde cientos han sido arrestados tras mostrar inconformidad con las autoridades.
El momento de silencio lo rompió Velásquez, al develar la fórmula no tan secreta, y según los médicos no tan confiable, sobre cómo alivian los malestares de la covid-19.
“Aquí resolvemos, hacemos té de eucalipto, le echamos limón, jengibre, miel, y lo tomamos todos aunque estemos sanos, cuando cae el enfermo, toma ivermectina, nadie se nos ha muerto”, dijo Velásquez, a unos pasos del cementerio local, que ha recibido a ocho ocupantes en cuatro años, ninguno a causa de la pandemia, según afirmó.
Valle juró haber sobrevivido a la covid-19 gracias a esa combinación casera y, según han advertido los médicos del Comité Científico Multidisciplinario, poco efectiva, aunque ambos campesinos se limitaron a reír al preguntarles si la ivermectina era la fórmula para humanos o se trataba de la más común en esa zona ganadera, fabricada para animales.
La conversación termina con Valle y Velásquez tras un corto recorrido desde la esquina alegre hasta el cementerio despoblado. Al sol abrazador le sigue una brisa que cae antes del atardecer, los líderes recuerdan que ya están viejos para esos cambios bruscos del clima, pero se acuerdan de que sobrevivieron a la covid-19, y celebran su triunfo con risas mientras se alejan del camposanto.
Wilder Pérez R.