“Cuando los adultos responden rápida y consistentemente al comportamiento de intimidación, envían el mensaje de que esto es inaceptable. Los padres, el personal escolar y otros adultos de la comunidad pueden ayudar a los niños [y jóvenes] a prevenir la intimidación hablando del tema, construyendo un ambiente escolar seguro y creando una estrategia contra la intimidación/acoso”.
Con este mensaje se abre el portal electrónico de stopbullying.gov, una herramienta del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos –disponible en inglés y español– que ofrece recursos informativos para empoderar a padres e hijos y enfrentar el “bullying”.
El sitio web lo define como “un comportamiento agresivo repetido no deseado en el que un niño o adolescente utiliza un desequilibrio de poder real o percibido, como la fuerza física, el acceso a información vergonzosa o la popularidad, para controlar o dañar a otros niños”.
Destacan que puede incluir cualquier acción, “desde la difusión de rumores hasta los insultos y la agresión física, pero no se trata simplemente de ser descortés o cruel una vez. Esencialmente, la intimidación es un abuso de poder repetido y deliberado, destinado a causar daño a la otra persona”.
Our Children, Our Future Inc., una organización sin fines de lucro, establecida en Hollywood, Florida, asegura que el acoso e intimidación puede dañar la salud física y emocional de un menor, citando que –de acuerdo con los CDC– afecta al 20% de los estudiantes de secundaria y el acoso cibernético al 16% de los alumnos de “high school”.
“Las encuestas compiladas por los CDC también muestran que el 33% de los estudiantes de 12 a 18 años que informaron acoso en el plantel educativo y el 27% de los alumnos de 12 a 18 años que informaron acoso cibernético indicaron haber sido intimidados al menos una o dos veces al mes”, dice Veronica James, en un artículo de 2019 publicado en este mismo portal.
¿Cómo saber si su hijo(a) es acosado(a)?
Es posible que padezcan de depresión y ansiedad, muestren cambios en las costumbres, la rutina de sueño y la alimentación, además de que les disminuye el interés por actividades/eventos que antes disfrutaban y baja el rendimiento/participación académica.
Empoderando a padres e hijos para enfrentar la situación que convierte en víctima a muchos niños, jóvenes e incluso adultos, Natasha Tracy, en un reportaje de Healthy Place, una revista especializada en temas de salud mental, dice que el acoso emocional se identifica claramente “cuando una persona trata de obtener lo que quiere haciendo que otros se sientan enojados o asustados”.
¿Cómo actúa alguien que acosa emocionalmente?
James explica que lo hace de la siguiente manera:
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Usa insultos, la burla constante y el sarcasmo.
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Se desenvuelve mediante amenazas.
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Tiende a menospreciar, ignorar o excluir a otros.
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Dice mentiras.
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Se agrupa para humillar [y maltratar].
¿Cómo neutralizarlos y empezar a superar el problema?
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Siendo fuertes y aprendiendo a decir “no más”.
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Ignorando cualquier ataque verbal y/o provocaciones.
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Informando a padres y maestros sobre comportamientos que incomodan.
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Reportando cualquier acción que afecta a otros niños y jóvenes.
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Convirtiéndose en líderes que promuevan ambientes libres de “bullying”.