Santo Domingo, 4 feb (EFE).- El sonido del bate golpeando la bola vuelve a ser la banda sonora de los estadios de béisbol del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, en Santo Domingo, casi un año después de que la covid-19 desalojara estas instalaciones, dejando a jugadores y atletas de diversas disciplinas sin lugar de entrenamiento.
Las autoridades dominicanas anunciaron el lunes pasado la reanudación de todas las prácticas deportivas -a un tope del 60 %- cumpliendo siempre con los protocolos sanitarios frente a la pandemia, que desde marzo de 2020 mantenía en un lánguido silencio los pabellones de recintos tradicionalmente rebosantes de actividades físicas.
Tras varios titubeos por la pandemia, las autoridades dieron permiso desde julio a los entrenamientos al aire libre de algunos deportes no tan populares en el país como vela, natación, golf, tiro, ciclismo o tenis.
A finales del año pasado se celebraron por fin los primeros partidos de las ligas profesionales de fútbol y de béisbol, este último deporte rey en República Dominicana, pero los jugadores aficionados no pudieron acercarse hasta ahora a un bate y una pelota.
CRECE LA HIERBA, BAJA LA FORMA
Miles de muchachos de unas 80 entidades dedicadas a la pelota que entrenaban a diario en estos campos estaban ávidos de volver al "play", donde pasaban muchas horas entre compañeros sin dejar crecer la hierba que, ahora, sube varios palmos del suelo en las canchas que aún no ha habido tiempo de acondicionar.
Durante este tiempo, los aspirantes a profesionales han tratado de compensar por su cuenta la falta de actividad que desarrollaban cada día en el campo, porque "camarón que se duerme se lo lleva la corriente", dijo a Efe Reivin Aibar, jugador de una escuela de béisbol menor, convencido de que en dos semanas habrán recuperado la forma.
No es lo mismo tirar una pelota contra la pared y correr en solitario que pasar la jornada ejercitándose con el equipo, así que al reincorporarse a los entrenamientos se notan "flojitos, porque los juegos son los que te hacen como que pelotero", afirmó Aibar, que está ilusionado "esperando todavía el primer juego después de un año".
QUÍMICA DEPORTIVA DEL CAMPO AL CUADRILÁTERO
Además de la horas dedicadas al deporte, han echado en falta la camaradería del equipo. "Ellos son como mis hermanos", así que se extraña "esa química con ellos también", explicó el joven jugador, que no es el único que esperaba con ansia la vuelta al campo, tal y como atestiguan la mayoría de los muchachos que están entrenando.
Miles de chicos, "desde los cuatro años, jugadores recién firmados y hasta peloteros de Grandes Ligas" practican en los estadios del Olímpico, donde hay un trasiego constante desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche", indicó a Efe el presidente de la Asociación de Béisbol del Distrito Nacional, Julián de León.
Pero, aunque el béisbol sea el deporte estrella en el país, son muchas las disciplinas que se practican en estas instalaciones de la capital, incluyendo las que se desarrollan en recintos cerrados.
Es el caso del pabellón de boxeo, donde, en una atmósfera de sudor y esfuerzo, los sacos vuelven a oscilar por las embestidas de los púgiles que, por fin, tienen posibilidad de lanzar golpes al entrenador y hasta de atizar a un esparrin.
EQUIPACIÓN DEPORTIVA, MASCARILLAS Y EPIS
Y mientras los deportistas disfrutan por fin de su merecido espacio, los protocolos de seguridad sanitaria frente a la covid-19 se desarrollan como una actividad más y las mascarillas forman parte de la equipación de todo deportista.
El atuendo deportivo convive, incluso, con los equipos de protección individual que llevan los técnicos de salud que se encuentran en un pabellón habilitado para realizar 500 pruebas de antígenos a atletas y personal del Ministerio de Deportes, explicó a Efe el viceministro Administrativo de Deportes, Franklin De la Mota.
Según señaló, la toma de muestras es parte de las acciones que se realizan periódicamente para controlar la pandemia pero en esta ocasión la pruebas se hacen con más entusiasmo, ahora que la vida y el deporte han vuelto al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
María Montecelos