Sofía, 4 abr (EFE).- Ni la mala gestión de la pandemia, ni la corrupción, ni el cansancio de los búlgaros por vivir en el país más pobre de la UE han impedido al primer ministro, el populista Boiko Borisov, ganar hoy sus quintas elecciones generales consecutivas, si bien con una pérdida de apoyo que le hará muy difícil gobernar.
Los sondeos a pie de urna dan al GERB, el partido conservador que fundó en 2006, un máximo del 25,7 % de los votos y 70 escaños, 25 menos de los que tenía hasta ahora.
Este resultado, el más bajo desde que Borisov ganara sus primeras elecciones en 2009 y peor de lo que preveían las encuestas, unido a la anunciada negativa de muchos partidos a pactar con él, harán difícil la formación de un nuevo Ejecutivo.
Si el recuento oficial --que no estará listo hasta mediados de la semana que viene-- confirma esos datos, Borisov, que ha gobernado los últimos cuatro años coaligado con partidos ultranacionalistas, tendrá muy difícil encontrar socios que sumen los 121 escaños que da la mayoría absoluta en el Parlamento.
El Partido Socialista ha obtenido también un mal resultado: el 17,6 % de los votos, diez puntos menos que en 2017, y sólo 48 de los 80 escaños que tenía.
Esta formación se ha visto especialmente afectada por la abstención del 52,2 %, la más alta desde que Bulgaria entró en la Unión Europea en 2007, ya que entre sus votantes hay más personas mayores y más temerosas a contagiarse de la covid-19 cuando el país sufre récords de contagios y hospitalizaciones.
EL GRAN TRIUNFADOR
Los socialistas aseguraron durante la campaña que no pactarán con Borisov, algo que ha dicho también el gran triunfador de los comicios, el partido protesta Existe Tal Pueblo, que en su primera comparecencia electoral ha sacado el 17,6 % y hasta 42 diputados.
La formación fue creada a raíz de las multitudinarias protestas antigubernamentales del pasado verano por Slavi Trifonov, un popular cantante y presentador de televisión.
Sin posturas claras sobre muchos temas de política nacional o internacional y poco dado a someterse a entrevistas, Trifonov ha convencido a muchos votantes con un mensaje populista de denuncia de la corrupción de la élite política, en la que incluye tanto al GERB como a los socialistas, con los que, según dice, tampoco pactará.
"EL CAMBIO ES INEVITABLE"
"Hoy los ganadores son ustedes. El cambio es inevitable", ha asegurado Trifonov en un mensaje en Facebook, en el que anunció también que se ha contagiado de la covid-19.
Su triunfo puede ser aún mayor cuando se cuente el voto de los búlgaros emigrados, que ha batido récords en esta ocasión.
Los 29 o 30 diputados que obtendría el Movimiento por los Derechos y Libertades, el partido de la minoría turca que ha sido en el pasado esencial para permitir la formación de Gobierno, no serían suficientes ahora para que Borisov gobierne.
Ni siquiera sumaría mayoría si se le unen los once diputados del ultranacionalista VMRO, aliado hasta ahora de Borisov.
También es difícil que otros dos movimientos de protesta, el liberal Bulgaria Democrática y ¡Levántate Bulgaria! ¡Mafiosos Fuera!, de centroizquierda, apoyen al actual primer ministro.
Si todos los partidos mantienen sus anunciados vetos, las matemáticas electorales hacen que sea muy difícil la formación de un Gobierno, bien alrededor de Borisov, bien de un bloque opositor.
BAJA LA POPULARIDAD DE "BATMAN"
Apodado "Batman", el primer ministro, de 61 años, ha sido bombero, policía, karateca y guardaespaldas, tanto del último dictador comunista como de Simeón de Sajonia-Coburgo, cuando el que fuera rey de Bulgaria regresó del exilio en 1996.
Fue alcalde de Sofía desde 2005 a 2009, cuando fue elegido primer ministro con su Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), una formación fundada por él y que forma parte del Partido Popular Europeo.
Su aún enorme popularidad, cimentada en medidas como el aumento del salario mínimo a 325 euros y del medio hasta los 730, se ha ensombrecido por su fracaso en luchar contra la corrupción y la oligarquía económica que domina al país.
El pasado verano sobrevivió a una oleada de protestas en las que se le acusaba de corrupción y clientelismo.
Además, la gestión de la pandemia ha sido mala. Bulgaria ha tenido por momentos una de las tasas de mortalidad por la covid-19 más altas del mundo y actualmente tiene cifras récord de contagios y hospitalizaciones.
Pese a eso, y a que el ritmo de vacunación es el más lento en la Unión Europa, el Gobierno permite desde el jueves, cuatro días antes de las elecciones, que los bares y restaurantes abran sus terrazas, así como eventos culturales con aforo limitado.