Guadalajara (México), 23 sep (EFE).- La literatura, el lenguaje, la poesía y la libertad centraron el inicio de las actividades de la IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que se desarrolla desde este jueves y hasta el 26 de septiembre en la ciudad mexicana de Guadalajara (oeste).
Durante la inauguración, el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa resaltó que la cátedra que lleva su nombre y que organiza la bienal busca impulsar la escritura de libros en español que tengan calidad y que contribuyan a la formación intelectual de los lectores.
“No es verdad que cualquier clase de lecturas valen lo mismo, leer mala literatura puede tener consecuencias muy malas para los lectores, una de las razones de ser de la cátedra es enseñar a leer bien o mejor de lo que leen” señaló.
El narrador dijo que mientras que en los países libres la literatura tiene una función más de entretenimiento, en las naciones con regímenes totalitarios adquiere una misión distinta.
“Basta con que en un país se recorten la libertades, se reduzcan esos márgenes para criticar a los Gobiernos o las distintas instituciones para que la literatura se vaya cargando de una cierta vivacidad crítica y los libros se empiezan a leer de otra manera”, expresó.
A la IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa asisten 31 escritores iberoamericanos que discutirán sobre “la literatura, último refugio de la libertad”.
GALARDÓN
En el encuentro se dará a conocer el fallo del Premio de Novela Mario Vargas Llosa, cuyos cinco finalistas sostuvieron un diálogo entre risas y reflexiones acerca de la construcción de este género literario.
La española Rosa Montero, autora de “La buena suerte”, reveló que su escritura busca darle al mal y al dolor “un sentido que en realidad no tienen” y en ese intento ha buscado crear belleza y empatía entre el lector y sus personajes.
La narradora afirmó que cada escritor crea la novela de sus obsesiones y con historias que se quedaron en su inconsciente.
“La novela es ponerte en marcha pero escribimos en la oscuridad, no sabemos a dónde vamos, escribimos el libro que necesitamos escribir y la historia nace de nuestro inconsciente y nos va arrastrando”, afirmó.
El colombiano Juan Gabriel Vásquez señaló que su novela finalista “Volver la vista atrás” lo hizo generar un cruce entre la ficción, la crónica y el ensayo que se nutre de la realidad
“Los novelistas vamos detrás de eso para contar lo que la historia fáctica no cuenta, que es el lado moral, emocional de los personajes y sus realidades, meterse en la conciencia de ellos, para hacer, en un acto de imaginación moral, tratar de reconstruir lo que no se ve, la novela cuenta el lado invisible de las cosas visibles”, afirmó.
En su narración buscó crear personajes que propicien que el lector se aleje de sus prejuicios y se ponga en los zapatos del otro.
“Lo que la ficción hace es extender al lector una invitación de entrar en una realidad que normalmente juzgaríamos y pedirle que no lo haga, que suspenda el juicio moral y trata de entender, ese es el espacio que nos abre la literatura de ficción”, dijo.
LAS ESTRUCTURAS
La mexicana Carmen Boullosa, autora de “El libro de Eva”, aseguró que existe una “etnología de la literatura”, pues cada novela es tan diferente en su construcción y percepción de lo que debe ser que es lo que le da riqueza a los personajes, a las estructuras y la visión del mundo que quieren transmitir.
“Prefiero pensar en una etnografía por que cada uno representa su propia manera de ver el mundo, uno percibe los mundos que los rodean (a los escritores), sus países, su generación, los autores que han leído; son una muestra de la fuerza, la vitalidad y la diversidad extraordinaria de la literatura en nuestra lengua”, recalcó.
En tanto, el chileno Alejandro Zambra, autor de “Poeta chileno” consideró que la educación suele exagerar la diferencia entre la poesía y la narrativa cuando se trata de dos géneros que no son tan ajenos.
Agregó que parte de los problemas de la enseñanza de la literatura es que se olvida que un niño sabe todo de narrativa y “necesita profundizar de lo que ya contó a sí mismo”.
“Todo lo que tienen que saber los niños de la literatura puede partir de su propia experiencia, pero lo que prima en el mundo es esta sensación de que no sabemos nada, y nos obligan a pensar que nuestra experiencia no vale de nada, ahí empieza a perderse todo”, apuntó.
La argentina Selva Almada no pudo asistir a la bienal y grabó un mensaje en video en el que resaltó la importancia del lenguaje coloquial y regional para situar a la novela en escenarios propios que le dan la identidad.
La Bienal es organizada por la Cátedra Vargas Llosa, la Universidad de Guadalajara, la Fundación Internacional para la Libertad con el apoyo de la mexicana Feria Internacional del Libro y continuará con mesas de discusión hasta el próximo domingo, cuando se dé a conocer el fallo del premio.