Barcelona, 14 abr (EFE).- Ni los más viejos del lugar recuerdan tanta presencia de público visitante en el Camp Nou como la que hubo en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga Europa del Barcelona ante el Eintracht Fráncfort (2-3), en el que miles de aficionados alemanes estuvieron presentes en el feudo azulgrana para ver la clasificación de su equipo.
Así, los hinchas visitantes -que disfrutaron durante hasta más de veinte minutos después de acabado el partido festejando con sus jugadores aún en el campo- ocuparon muchas más de las 5.000 entradas que había comprado en Alemania en un Camp Nou al que acudieron 79.468 espectadores. Durante las horas previas, dos mareas de aficionados del Eintracht, que llegaron al estadio andando procedentes del centro de Barcelona, cortaron algunas arterias principales como la avenida Diagonal.
La presencia alemana fue tan multitudinaria y ruidosa que el Camp Nou, en varios momentos, se convirtió en un reflejo del Waldstadion. Los jugadores del Barça hasta tuvieron que aguantar una pitada sonora cuando salieron a calentar a media hora del inicio del encuentro. "Nos silban, pero se acordarán de ello", sentenció entonces el 'speaker' del Barça, Pep Callau.
En ese momento, la mayoría de aficionados presentes en las graderías del estadio eran del Eintracht y ni la música a todo volumen logró acallar a los hinchas visitantes. La mayor proporción de ellos se ubicaron en la parte del gol sur de la tercera gradería, donde tenían habilitadas las 5.000 localidades (el 5% del aforo del Camp Nou) que la UEFA reserva para la afición visitante.
Pero se pudieron ver camisetas blancas en todos los rincones del estadio, incluida la tribuna. De hecho, en algunas zonas, como en el córner izquierdo del gol sur, se formaron grandes grupos de aficionados del Eintracht.
La situación cambió cuando se fueron llenando el resto de localidades disponibles con aficionados azulgranas, que dejaron un aspecto de gran noche en el Camp Nou. Los seguidores 'culers', ante el desconcierto de lo que se estaba viviendo, intentaron revertir la situación animando sin descanso a su equipo desde antes del inicio del partido.
Así, se intentó cantar el himno del Barça 'a capela' en los minutos previos, que también fue silbado por los aficionados del Eintracht. Pero una vez iniciado el encuentro los cánticos locales, comandados por la grada de animación, lograron imponerse en general a los de los seguidores del Eintracht en el primer tiempo.
Precisamente, la grada de animación decidió no aparecer durante los primeros 10 minutos del segundo tiempo como señal de protesta por lo que estaba ocurriendo en el feudo azulgrana.
Los alemanes vivieron su primer momento de gloria bien temprano, cuando en el minuto 4 Filip Kostic adelantó al Eintracht desde el punto de penalti. La euforia se desató entre los hinchas visitantes y en la tercera gradería se pudieron ver algunas bengalas, algo que también sucedió cuando Santos Borré hizo el 0-2 en el 36. El gol de Kostic en el 67 sentenció la eliminatoria.
La situación anómala vivida en el Camp Nou se originó por varios factores. Entre ellos, que los aficionados del Eintracht llegaron a pedir 30.000 entradas, algo inaudito, y que el FC Barcelona pidió la semana pasada a sus socios abonados que, en caso de que no pudieran ir a presenciar los partidos, cedieran gratuitamente su asiento para que el club pueda "maximizar el apoyo al equipo y generar nuevos ingresos".
La entidad se dio cuenta el miércoles de la situación peligrosa que se estaba originando, pese a no permitir la compra de entradas con IP o tarjeta de crédito de procedencia alemana, además de cerrar la venta de entradas en las taquillas del Camp Nou. Ya fue demasiado tarde.
Sergi Escudero