El coronavirus parece estar muy lejos de llegar a su fin, al igual que aquí en los Estados Unidos, algunos países todavía están lidiando con grandes epidemias en sus territorios.
Al mismo tiempo, muchas naciones que actualmente llevan el virus bajo control, tienen miedo de que pueda emerger una “segunda ola” de contagio.
En el Reino Unido, por ejemplo, los expertos en salud están advirtiendo a los ministros que se preparen para un rebrote, después de la decisión de flexibilizar aún más las restricciones en Inglaterra desde principios de julio.
La segunda fase de la denominada “gripe española” hace aproximadamente un siglo, fue más mortal que la primera.
Una resurgencia de un virus suele compararse con las olas del mar.
El número de infecciones aumenta y luego vuelve a disminuir: cada ciclo es una “ola” de coronavirus. Sin embargo, no hay una definición formal.
Algunos describen cualquier aumento como una segunda ola, pero a menudo es una primera llena de baches. Esto está sucediendo en algunos estados de EE. UU.
Para decir que una ola ha terminado, el virus habría sido controlado y los casos se habrían reducido sustancialmente.
Entonces, para que comience una segunda, se necesitará un aumento sostenido de las infecciones.
Nueva Zelanda, que tiene sus primeros casos después de 24 días sin coronavirus, y Beijing, que enfrenta un brote después de 50 días libres del virus, no están en esta posición.
Pero algunos científicos argumentan que Irán puede estar comenzando a cumplir con los criterios de lo que significaba una segunda ola.
El potencial está claramente ahí, el virus sigue existiendo y no es menos mortal o infeccioso de lo que era a principios de 2020.
El invierno puede ser un momento crucial, ya que otros coronavirus se propagan más fácilmente en climas fríos.
En relación al aumento de casos a nivel global, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, en español/WHO, en inglés) ofrecen varias explicaciones.
Según su portal cibernético, la mayor parte de la población se está haciendo la prueba, por lo que hay más resultados positivos en total.
No obstante, un análisis realizado por la organización ProPublica, a fines de junio, demuestra que la incidencia de resultados positivos está superando la tasa de pruebas ampliadas, lo que significa que no se puede culpar a los exámenes por el reciente aumento.
La necesidad de más cuartos de hospital en estados afectados como California, Arizona y Texas también sugiere que la carga de trabajo general está aumentando en adición a esa mayor cantidad de resultados positivos.
La flexibilización de restricciones y reuniones sociales, donde las personas están más cerca de los seis pies recomendados, también podría estar contribuyendo al alza con nuevos casos.
Por otro lado, el virus ahora está circulando en nuevos grupos poblacionales que antes no se estaban viendo afectados, tal como está sucediendo con jóvenes entre 20 y 30 años de edad.
Los expertos creen que todo esto contribuye al aumento de los números.
Sobre la posibilidad de un segundo brote en Estados Unidos, 36 estados ahora informan aumentos en sus promedios diarios de casos nuevos, semana tras semana.
Hasta ahora, 14 estados han pausado o revertido sus planes de reapertura en respuesta a los crecientes números.
Estados Unidos tiene más de 2.5 millones de casos confirmados y más de 127,000 muertes.
El Dr. Anthony Fauci ha dicho que “ahora es cuando estamos viendo las consecuencias de la propagación en la comunidad”, advirtiendo que esto continuará, al menos que todos –sin excepción– adopten las medidas requeridas.
El director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, insiste en que la falla sobre el control del virus se relaciona directamente con la rápida reapertura de muchos estados, el descuido con la norma de distancia social y la debilidad del proceso de rastreo de contactos para obligar a los nuevos positivos a permanecer en casa.