Colonia (Uruguay), 1 oct (EFE).- La calle de los Suspiros, el rincón más fotografiado de Colonia -y por ende, uno de los más retratados de Uruguay-, lleva un año y medio nutriéndose de miradas locales. Ahora, a falta de un mes para la apertura de fronteras para los foráneos, sus pobladores aguardan expectantes ante el futuro cercano.
La cercanía a Argentina -solo 50 kilómetros en barco separan a Buenos Aires y a Colonia del Sacramento- convierte a este encantador rincón del litoral fluvial uruguayo, cuyo Barrio Histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1995, en uno de los lugares más visitados del país, con un movimiento previo a la pandemia de dos millones de personas por año.
Con la vista puesta en el 1 de noviembre, cuando Uruguay reabre sus fronteras al turismo extranjero, la población local ultima preparativos, como la restauración de su vieja plaza de toros -ahora reconvertida en espacio cultural-, consciente de que la diferencia cambiaria con el país vecino será un duro escollo para sortear.
DE TODAS PARTES DEL MUNDO
Dentro del Barrio Histórico, fundado por los portugueses en 1860, entre angostas calles empedradas y con un aroma a tiempo detenido, Daisy Serebriski tiene una tienda de venta de recuerdos en la que recibe a Efe.
"Todos acá en el barrio creemos que se va a poder trabajar. Para mí, una vez que se empiecen a abrir las fronteras van a venir de todas partes del mundo", asevera durante un breve diálogo en el que resalta cómo la pandemia los llevó a adaptarse a nuevas formas de trabajo, como "las redes sociales".
Su optimismo lo basa en su opinión de que Colonia, lugar de tránsito prepandemia para argentinos y extranjeros de otras nacionalidades que cruzaban por un solo día, tiene "muy buena variedad de precios".
Cerca de ese lugar, caminando entre centenarias construcciones como su faro de más de 20 metros de altura, sobre una esquina se encuentra el restaurante de Gerardo Pernigotti, quien también dialoga con Efe.
Dice que la pandemia la vivió trabajando "al mínimo" y destaca que ahora está "expectante" por lo que pueda significar la apertura del puerto de Colonia, el principal del país a nivel turístico.
Esta se dio el 22 de septiembre, tras 18 meses sin actividad, y por ahora solo permite desembarcar a uruguayos, residentes y extranjeros con propiedades en el país.
Aunque tampoco mantiene grandes esperanzas en cuanto a la llegada de los argentinos, sí asegura que esa terminal generará un importante movimiento de personas.
"Hay propietarios, gente que quiere venir a invertir... El puerto genera movimiento y este siempre trae aparejado un movimiento económico. Nosotros estamos expectantes a eso y sabemos que va a ser positivo, no sabemos en cuánto tiempo pero sí que va a ser positivo", concluye.
UN LUGAR REPLETO DE ATRACCIONES
Como el resto de poblaciones turísticas de Uruguay, Colonia ha sobrevivido desde marzo de 2020, cuando se declaró la emergencia sanitaria por la covid-19, gracias a los visitantes del propio país, ya que nunca hubo cuarentenas o restricción de movimientos entre departamentos (provincias).
Muchos usan carritos de golf para desplazarse por las calles adoquinadas del Barrio Histórico -donde está prohibida la entrada de automóviles- o sobre el paseo al costado del Río de la Plata, mientras otros se acercan a la plaza de toros del Real de San Carlos.
Inaugurada en 1910 para el desarrollo de espectáculos taurinos, prohibidos en Uruguay dos años después, la construcción llegó a estar en peligro de derrumbe y se mantuvo cerrada por un largo periodo de tiempo.
Sin embargo, tras una importante inversión, se convertirá en un centro cultural y deportivo que se inaugurará a principios de diciembre, días antes de la llegada del verano austral.
Un restaurante, una tienda de venta de recuerdos, un museo taurino, un centro de convenciones, locales comerciales y un ruedo adaptado a espectáculos de diferentes tipos serán algunos de sus atractivos.
Con capacidad para unas 4.000 personas, esta será un atractivo más de un departamento de oferta variada, según relata a Efe el jefe del Gobierno local, Carlos Moreira, quien califica "de primer nivel" su hotelería y gastronomía, además de recordar las rutas del queso y del vino como principales atractivos.
Santiago Carbone