Tras los disturbios de finales de septiembre en Cleveland por tomas de calles, la ciudad busca aprender de Columbus, donde la "Operación Burnout" resultó en más de 180 arrestos y la confiscación de 70 vehículos. En Columbus, las autoridades anticiparon las actividades con una semana de antelación, y, al implementar estrategias de control intensivo, lograron rodear y detener a los conductores en un gran aparcamiento. Según Brian Steel, presidente del sindicato de policías de Columbus, el uso de inteligencia previa, colaboración entre agencias y personal especializado fueron clave en el éxito de la operación.
Además, Columbus aplicó medidas disuasivas severas, incluyendo multas sin reducciones y confiscación de partes de vehículos modificados, al tiempo que usaron tecnología especializada, como frenos de púa para detener autos de manera controlada. La ciudad también respondió con una ordenanza inspirada en la nueva ley estatal de Ohio, endureciendo las penas por conducción temeraria. En Cleveland, sin embargo, el personal limitado y la falta de herramientas similares dificultaron un operativo similar.
La violencia en Cleveland, que incluyó la agresión a un oficial de policía fuera de servicio y el cierre de la I-90 por una turba enmascarada, subrayó la urgencia de soluciones efectivas. Cleveland ha formado un grupo de trabajo para investigar estas tomas de calles, y las autoridades están considerando implementar medidas similares a las de Columbus para prevenir futuras ocupaciones y mantener el orden en las vías públicas.