Buenos Aires/Rosario, 18 dic (EFE).- Argentina, y especialmente su capital, Buenos Aires, vivió un ambiente de fiesta en las horas previas a la disputa de la final del Mundial de Qatar 2022 entre la 'Scaloneta' y la selección de Francia.
En las primeras horas de la mañana miles de personas caminaron por el microcentro de Buenos Aires hacia el Obelisco, donde los fanáticos -incluidas familias enteras- se reunieron a cantar desde temprano acompañados por una bandera gigante.
Algunos de ellos, con evidentes señales de no haber dormido y de haber tomado alcohol desde temprano, seguramente continuaba la fiesta desde la jornada previa, cuando se organizaron 'banderazos' en varios puntos de la capital.
No importa hacia dónde se mire, en todos lados hay gente con una camiseta con el número 10 de Lionel Messi. También con gorros o con las caras pintadas.
Para acompañar la fiesta, muchos vendedores aprovechan para comercializar sus productos en las calles.
Allí se puede encontrar desde camisetas hasta banderas, pasando por gorros, calcos, pulseras o espuma para lanzar al aire.
Contrario a esto, los supermercados cerraron a falta de una hora para el comienzo del partido, aunque los bares y restaurantes se mantuvieron abiertos para recibir a los hinchas, ávidos de disfrutar el partido en vivo por televisión.
Son cientos los que comenzaron a hacer largas filas por la mañana para conseguir un lugar.
Mientras, en Rosario, la ciudad natal de Messi, en el club El Campito, donde está el terreno en el que dio sus primeras patadas al balón, sus amigos de toda la vida se preparan para ver solos el partido, como cábala.
Pero minutos antes han montado una pequeña murga ante el asombro de turistas en la calle donde está la casa donde se crio, sus vecinos al ritmo de música, cláxones de autos, uñas pintadas de celeste en medio de un ambiente festivo, pero tranquilo.
Por otra parte, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires montó un dispositivo en el centro que incluye medidas de seguridad y que llevó a que el transporte fuera desviado de su habitual recorrido o cortado en algunos tramos.
Lejos de estos lugares, muchas personas optaron por reunirse en domicilios con asado de por medio para alentar a un equipo que avanzó a la final luego de golear por 3-0 a Croacia en las semifinales con una destacada actuación de Messi y del joven Julián Álvarez.
Y a más de 13.000 kilómetros, los argentinos llenaron las calles de una Doha que se convirtió en una marea celeste y blanca y en la que no para de sonar una canción que también retumba en las calles de Buenos Aires:
"Muchachos / Ahora nos volvimos a ilusionar / Quiero ganar la tercera / Quiero ser campeón mundial / Y al Diego / Desde el cielo lo podemos ver / con don Diego y con la Tota / Alentándolo a Lionel".