Madrid, 26 mar (EFE).- Eibar tiene su Abbey Road en la banda de Ipurúa. Por allí corre un extremo con aires británicos: 1.75, flequillo ladeado, piernas flacuchas. Tiene 20 años. Se llama Bryan Gil. Nueva ola para expandir la nueva imagen de la selección española. "Y responde al prototipo de jugador que se estaba perdiendo", sugiere Joaquín Caparrós.
Él fue su principal valedor. Siendo director del área de fútbol del Sevilla, le abrió las puertas de la cantera de Nervión. Vio en él "a un chico de la calle". "Un futbolista con un físico muy canijillo", recuerda a EFE el actual seleccionador de Armenia, "pero con muchísimo talento y que regateaba muy bien". No lo dudó. "Su contratación fue difícil porque lo querían muchos equipos. Tenía y tiene mucha proyección", asevera.
Bryan Gil luce, en su primera concentración con la absoluta, el dorsal '9' de España. No responde al perfil de Morientes ni de Fernando Torres. Tampoco asegura los goles de Villa o Raúl, pero el joven de Barbate es uno de los exponentes de la camada que dirige Luis Enrique Martínez. El presente de la selección pasa por esta generación joven y entusiasta -"yo no miro la edad que tienen", puntualiza el asturiano-, que promete divertir al público y que ya seduce a los patrocinadores.
"Tiene una imagen retro, muy cachonda, que encaja muy bien con nuestra marca. ¡Parece un Beatle!", destaca de él Cristina Ester, la directora de marketing de producto y comunicación de El Ganso.
La compañía ha aprovechado el aspecto 'vintage' de Bryan Gil para explotar la cápsula inspirada en Naranjito, la mascota del Mundial de 1982, década del despertar del negocio del fútbol. El gaditano sonríe y posa, tímido, con un jersey gris adornado con la carismática naranja.
Para los hermanos Álvaro y Clemente Cebrián, forofos de la disciplina desde pequeños, es un sueño poner sus prendas a la selección española. El pasado septiembre firmaron un acuerdo con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para vestir de calle a los jugadores de La Roja. "No nos lo pensamos. Era el momento y nos lanzamos a ello", explica a EFE Cristina Ester.
FÚTBOL CANALLA
La incursión de El Ganso en el mundo del deporte se produjo en 2010, de la mano del Valencia y del Extremadura. Desde 2018 visten también a la selección española de hockey hierba y a deportistas de distintas disciplinas.
"Son un escaparate para la sociedad y no sólo dentro del campo o de la pista. Son gente joven y coqueta, que además tienen medios para poder vestir las marcas que les dé la gana. Luego a cada marca le toca valorar con qué deportista se siente identificado, tanto en la manera de vestir como en la actitud", reflexiona Ester.
A El Ganso le definen los colores, la alegría, la clase, el optimismo, el sentido del humor y ese punto canalla, que también ven en Bryan Gil.
A la selección llegó, no obstante, para aportar "desborde a pierna cambiada y a pierna natural". "Eso es clave en nuestro estilo", recalcó el seleccionador español. "Bryan Gil es un jugador que, además, tiene asociación, no pierde un balón, tiene buen centro y buen chut. Es un jugador desequilibrante, que todavía puede mejorar sus números en cuanto a gol. Y, si hablamos del aspecto defensivo, es intenso a la hora de presionar y de volver a defender", le describió Luis Enrique Martínez.
Augura Joaquín Caparrós que "si mantiene su progresión y no tiene una desgracia en cuanto a lesiones, va a ser un jugador muy importante" para el futuro del Sevilla. Transfermarkt tasa su valor en 20 millones de euros, el doble que en el curso 2019/20, cuando su talento empezó a asomar en la élite del fútbol español.
El barbateño debutó con el primer equipo hispalense en un encuentro oficial el 6 de enero de 2019. Era menor de edad. Cinco días antes de cumplir los 18 años, disputó algunos minutos en el empate (1-1) ante el Atlético de Madrid en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán.
En abril de ese mismo año se convirtió en el primer futbolista nacido en el siglo XXI en marcar un gol en las grandes ligas europeas. Tras una jugada de calidad y sangre fría, le puso la puntilla al Rayo Vallecano (5-0). Tenía 18 años, dos meses y catorce días.
Al valorar su rendimiento actual, Caparrós pondera la figura José Luis Mendilibar, por los minutos de rodaje que le está ofreciendo durante la cesión en el Eibar.
"El trabajo de 'Mendi' está siendo fundamental. No es fácil coger y apostar por un chico de estas características, en una situación complicada para el equipo. Creo que hay que darle mucho mérito a Mendilibar", convino el técnico utrerano.
Desde Ipurúa premian su descaro y su uno contra uno. También su capacidad para generar superioridad.
"No teníamos gente cómo él. Al desbordar, nos ayuda en partidos cerrados que se complican", analiza Mendilibar.
Sin pasar por las manos del afamado peluquero Leslie Cavendish, pero con un aspecto setentero que recuerda a George Harrison, Bryan Gil escucha la música que fluye a su alrededor con emoción, tranquilidad y madurez.
"Me ha gustado desde la primera charla que he tenido con él", confesó Luis Enrique. Al recibir su llamada, el extremo gaditano rompió en lágrimas.
Ocurre que tiene un talento provechoso y, desde el primer entrenamiento en Las Rozas, está seduciendo por su zurda.
A ojos de Luis de la Fuente, Bryan Gil puede rendir tan bien con los mayores como lo hace con la sub-21: "Como la exigencia con la selección es máxima, no te valen medias tintas. Bryan ha estado jugando muy bien porque se le ha dado confianza y seguridad. Todo esto hace que el futbolista crezca y madure y pueda desarrollar su potencial, que es algo determinante cuando son gente tan joven".
A sus 20 años, encajó con enorme sorpresa la convocatoria para los primeros partidos de clasificación para el Mundial de Catar 2022.
"Me ha alegrado el día, la semana y el año", se sinceró el futbolista andaluz al hablar de su citación. "Es un sueño que compartía con mi abuelo, que ahora está en el cielo y que en paz descanse. Se lo quiero dedicar a él", dijo.
Desveló, casi sin pretenderlo, su carácter familiar y recogido. Y es que con su familia empezó compartiendo los primeros kilómetros de asfalto entre Barbate y Sevilla. Ahí aguardan pronto su eclosión, por más que Joaquín Caparrós pida para él algo de calma... y de azúcar.
Lucía Santiago