Bagdad, 9 oct (EFE).- Los colegios electorales de Irak abrieron sus puertas este domingo a los más de 25 millones de iraquíes que están llamados a las urnas, en una jornada marcada por el gran despliegue de las fuerzas de seguridad y en la que se espera una baja participación.
Los más de 8.200 centros electorales de todo el país empezaron a permitir la entrada a los ciudadanos a las 7.00 hora local (4.00 GMT) y cerrarán sus puertas a las 18.00 (15.00 GMT) para proceder al recuento de votos.
En el centro electoral de Dijla, en el barrio bagdadí de Mansur, decenas de militares custodiaban la entrada al colegio antes de su apertura, donde a primera hora no se vio apenas tránsito de votantes.
Israa Fadel, de 52 años, y su hija fueron las primeras electoras en llegar al colegio y acudieron temprano "para evitar aglomeraciones".
"Esperemos que con estas elecciones salga un Gobierno mejor que el anterior", dijo a Efe.
Las elecciones anticipadas de este domingo fueron convocadas en respuesta a las demandas de los cientos de miles de iraquíes que protagonizaron una oleada de protestas en octubre de 2019 para pedir más servicios y el fin de la corrupción endémica en Irak.
Esas manifestaciones masivas, que se saldaron con más de 600 muertos, según datos oficiales, provocaron la caída del anterior Ejecutivo del primer ministro Adel Abdelmahdi, surgido de las elecciones de 2018.
La principal novedad de estos comicios son las tarjetas electorales biométricas, una tecnología que, según las autoridades, garantiza que los electores solo puedan depositar su voto una sola vez y evitar el fraude, una práctica que ha estado muy presente en las pasadas elecciones.
Para garantizar la “integridad” de estos comicios, también habrá numerosos observadores electorales: más de 46.000 locales y más de 600 internacionales, entre los que están los de la ONU y la Unión Europea (EU), y de más de 200.000 apoderados de los partidos.
Los iraquíes en el exterior no tendrán oportunidad de votar en esta cita, debido a la introducción de estas tarjetas biométricas y por la incapacidad de mandar observadores a las legaciones internacionales por la pandemia del coronavirus.
Las elecciones arrancaron el viernes con una votación “especial” en la que estuvieron llamados a las urnas más de 1,7 millones de miembros de las fuerzas de seguridad, más de 120.000 desplazados y 671 presos iraquíes con derecho a voto.
La jornada transcurrió sin incidentes y se afianzó una participación general del 69 %, con más de 821.000 personas que depositaron su voto.