Asunción, 3 may (EFE).- La Catedral Metropolitana de Asunción expuso este lunes la reliquia de la Santa Cruz, dos astillas de madera pertenecientes a la cruz en la que murió Jesucristo, según la tradición católica, que llegaron a Paraguay en 1556 con el obispo español Pedro Fernández de la Torre, como un regalo del papa Paulo IV.
La reliquia, conservada en el Museo Juan Sinforiano Bogarín, junto a la Catedral, llevaba años sin exponerse, pero ante el avance de la pandemia de coronavirus y el aumento de los contagios y los fallecimientos, las autoridades eclesiásticas locales decidieron volver a compartirla con los fieles.
El rector de la Catedral de Asunción, Reinaldo Roa, comentó a los medios que las dos astillas de la Cruz de Cristo estarán expuestas durante todo el lunes "para pedir por el fin de la pandemia y por la sanación de muchas personas".
Después, volverá al Museo Juan Sinforiano Bogarín, abierto al público de jueves a domingos.
Durante la mañana de este lunes, varias personas se acercaron hasta la Catedral para rezar delante de la reliquia, guardada en un relicario con forma de cruz, decorada con filigranas y detalles en oro.
La exposición de esas astillas en las que, para los católicos, murió Jesucristo también coincide con la tradición paraguaya del "Kurusu Ará", en la que se construyen nichos para la cruz con ramas, hojas, rosarios y paños blancos, y se reza en familia.
Sin embargo, la Iglesia católica festeja oficialmente la exaltación de la Santa Cruz el 14 de septiembre.
DE JERUSALÉN A ASUNCIÓN
La narrativa católica asegura que la cruz en la que murió Jesucristo fue descubierta por santa Helena de Constantinopla, la madre del emperador Constantino (272-337), el mismo que promulgó el Edicto de Milán en el año 313, que dio libertad de culto en el Imperio y puso fin a la persecución de los cristianos.
Helena viajó hasta el Monte Calvario, en Jerusalén, para encontrar la cruz en la que fue crucificado Jesucristo y se topó con varias, así que para descubrir la verdadera acercó a una mujer enferma para esperar el milagro de su curación.
Descubierta la cruz sanadora, Helena se llevó esa madera de vuelta a Constantinopla, actual Estambul, y se repartieron fragmentos por distintas partes del mundo.
Las reliquias que se conservan en Paraguay llegaron como un regalo papal en el siglo XVI y su primer destino fue "la parroquia de la Encarnación, que es una de las mas antiguas que tiene el Paraguay, como explicó el rector de la catedral.
"En el siglo XIX se trajo a la catedral y desde entonces permanece ahí", agregó Roa.