Rabat, 3 mar (EFE).- Los vuelos de deportación de inmigrantes de España a Marruecos tienen como destino final El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, adonde están llegando actualmente cuatro por semana con veinte inmigrantes en cada avión, según confirmaron a Efe varias fuentes relacionadas con estos vuelos.
Al imponer la ruta Gran Canaria-El Aaiún, Marruecos sigue dando pasos para conseguir, aunque sea indirectamente, que España reconozca la autoridad marroquí sobre el territorio saharaui, en un momento en el que la cuestión se ha convertido en objeto de discrepancia entre Rabat y Madrid.
El reconocimiento por parte del anterior presidente de EEUU Donald Trump de la soberanía marroquí sobre el Sáhara y la respuesta del Gobierno español de que la ONU es el marco donde debe dirimirse el conflicto han creado en los últimos meses cierta tensión entre los dos países, que cancelaron su Reunión de Alto Nivel prevista en Rabat el pasado diciembre sin que exista otra fecha para su celebración.
Marruecos no deja de enviar mensajes a España y a otros países europeos para que se sumen al reconocimiento estadounidense a sus posturas sobre el Sáhara.
RIFEÑOS EN EL SÁHARA
La pasada semana, tres inmigrantes rifeños que se encontraban en un Centro de Internamiento de Extranjeros en Murcia recibieron una orden de expulsión y fueron trasladados hasta Madrid, donde embarcaron escoltados por varios policías a un vuelo a Gran Canaria, y desde ahí volaron en otro avión de Royal Air Maroc (RAM) a El Aaiún, según contaron a Efe los afectados.
La elección de la vía Gran Canaria-El Aaiún podría justificarse porque es desde las costas saharauis donde se está registrando un mayor tráfico irregular de inmigrantes hacia las Islas Canarias, pero en el caso concreto de los rifeños, estos habían salido desde una playa del Mediterráneo el pasado 18 de enero.
Es decir, podrían haber sido deportados en un vuelo a Casablanca, Tánger o incluso Nador, destinos más cercanos a sus casas a los que vuela la RAM desde Madrid, en lugar de El Aaiún, una ciudad que dista 1.700 kilómetros de sus domicilios.
Lo cierto es que Marruecos ha decidido que las deportaciones se hagan por El Aaiún, ciudad a la que los expulsados llegan escoltados por policías españoles, quienes los entregan en las mismas escalerillas del avión a sus colegas marroquíes, según manifestó a Efe uno de los afectados.
UN MODUS OPERANDI DISCUTIDO
El ritmo y el mecanismo de deportaciones nunca se ha hecho público, pero fueron confirmadas a Efe por varias fuentes relacionadas con ellas: desde que comenzó diciembre, cuatro vuelos semanales transportan desde Gran Canaria a veinte inmigrantes marroquíes en cada vuelo.
En los aviones suelen viajar dos policías españoles por cada inmigrante devuelto. Estos últimos van maniatados con esposas de plástico que se les retiran justo antes de llegar al destino, según manifestó el afectado.
Excepcionalmente, en esos vuelos pueden viajar algunas personas acogidas al "retorno voluntario", que han optado por regresar a Marruecos tras una espera de varias semanas en las islas y cuando comprenden que el viaje a la península no está garantizado.
La ONG EuroMed Rights, que monitorea desde Bruselas las políticas migratorias europeas, señala que este modelo de deportaciones aplicado por Marruecos y España (cuotas pactadas de deportaciones en varios vuelos semanales) ha sido calcado del que aplicaron Italia y Túnez el pasado noviembre.
Sara Prestianni, responsable de Migración y Asilo en la ONG, criticó en declaraciones a Efe "la obsesión europea por el retorno" y subrayó repetidamente la "falta de transparencia" de estos acuerdos de deportación, que en su opinión "son verbales, ni siquiera escritos".
Para Prestianni, el sistema de cuotas de migrantes por cada avión es perverso porque "no toma en cuenta situaciones individuales de vulnerabilidad".
Según EuroMed Rights, el primer vuelo que tienen documentado desde Gran Canaria a El Aaiún fue el 7 de noviembre, precisamente un día después de la visita a la isla de la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, y de su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska.
Desde esa fecha, los aviones comenzaron a salir con regularidad, siempre hacia El Aaiún, aunque a veces -como en el caso de los rifeños- recogen también a inmigrantes expulsados que llegan en un vuelo desde Madrid.
Todos los gastos relativos a estos vuelos, incluidos las PCR que Marruecos impone obligatoriamente a todo viajero llegado del exterior, son sufragados por el gobierno español, según confirmaron las fuentes.
El pasado año, y según cifras del ministerio del Interior español, los marroquíes (11.998 personas) representaron más de la mitad de los 23.023 inmigrantes llegados ilegalmente a Canarias.
Javier Otazu