Mánchester, 18 mar (EFE).- El Atlético de Madrid pudo romper, sin saberlo, uno de los grandes romances de Europa, el que une a Old Trafford y la Copa de Europa. El estadio mancuniano, uno de los más bonitos y místicos del continente, puede haber vivido su última gran noche europea si los planes que apuntan a su demolición continúan adelante.
Durante 112 años, el Teatro de los Sueños ha sido la casa del Manchester United. Pero este hogar necesita algo más que una capa de pintura para asemejarse a las nuevas construcciones que acompañan a los equipos más poderosos de Inglaterra. El Tottenham Hotspur, el Manchester City y el Arsenal ya tienen sus nuevos estadios en funcionamiento. El Everton ha empezado a levantarlo. El Chelsea aspira a hacerlo con un nuevo dueño. El Liverpool está renovando Anfield. ¿Y qué pasa con el United?
Old Trafford ha sido criticado en los últimos tiempos por su antigüedad y decrepitud. Su última reforma data de 2006, cuando se aumentó la capacidad del estadio en 8.000 espectadores con la ampliación de dos anfiteatros. Incluso las leyendas del equipo han reprendido a la directiva por estar más pendiente de la Superliga europea que de mejorar el estadio. "Está en ruinas", dijo Gary Neville.
REMODELACIÓN O DEMOLICIÓN
A diferencia de un club como el Chelsea, que tiene Stamford Bridge encajonado entre edificios y sin la posibilidad de adquirirlos por el alto coste del suelo en el barrio de Fulham, el United tiene Old Trafford en las afueras de la ciudad y con plenitud de espacio a su alrededor, mucho de ello ocupado por un inmenso parking.
Esto invita a los Glazer, la familia dueño del equipo, a imaginar una demolición del actual estadio y la construcción de uno nuevo, tal y como informó esta semana The Telegraph. Esto permitiría ampliar la capacidad de los 74.000 espectadores actuales hasta los 90.000, como Wembley, además de modernizar la estructura y los accesos.
Sin embargo, este sueño viene con problemas. Un proyecto de esta envergadura tarda en realizarse dos o tres años y, al implicar la demolición de Old Trafford, el United necesitaría encontrar un sitio en el que jugar durante ese tiempo. El Tottenham puedo llegar a un acuerdo con la FA para utilizar Wembley, pero en Mánchester no hay otro campo de esas características. Solo el del City, que difícilmente accedería a esto.
Cada partido jugado en Old Trafford reporta al United unos cinco millones de euros, por lo que financieramente sería un castigo durante varios años.
La otra alternativa es más conservadora, pero también menos perjudicial para el futuro inmediato del equipo. Supondría ampliar la tribuna sur, con la consecuente mejora de los palcos vips, para generar más ingresos a largo plazo. Con esto se conseguiría ampliar la capacidad de los 74.000 actuales a los 80.000 y solo se tendría que cerrar temporalmente esa tribuna durante los partidos, hasta que se terminase su construcción.
Por último, la opción más rocambolesca es la de mantener Old Trafford mientras se construye el nuevo campo. La amplitud de terrenos permitiría levantar el nuevo estadio mientras el equipo puede jugar sus partidos en el 'viejo Old Trafford'.
En todo este proceso se espera que tenga un importante poder de decisión el aficionado del United, gran olvidado en temas como la Superliga europea. La invasión de campo que provocaron tras la unión y salida de los 'Diablos Rojos' del proyecto avanzan que cualquier plan para demoler el Teatro de los Sueños necesitará de la consulta con la afición. O volverá a haber problemas.
Si la derrota contra el Atlético de Madrid será la última gran noche europea para el United lo determinarán los próximos dos meses y es que están en serio peligro de quedarse fuera de los puestos de Champions League. Eso supondría un año de espera para volver a ver la mejor competición de clubes del mundo. Demasiado tiempo para un estadio que pide una reforma a gritos.
Manuel Sánchez Gómez