El Jangueo de la Mañana
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Derecho y Corrupción

Estados “desiguales” de América

por Claudia Longo (claudia.longo@lamegamedia.com)


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El 6 de enero de 2021 el mundo vio con estupor y desconcierto, como cientos de simpatizantes de Donald Trump irrumpieron, casi sin ningún tipo de resistencia, de forma violenta en el Capitolio de los Estados Unidos.

Miles de sus partidarios marcharon por la avenida Pennsylvania para luego asaltar el Capitolio en un esfuerzo por interrumpir el recuento de votos del Colegio Electoral e impedir la formalización de la victoria del presidente Joe Biden. 

Incentivados por las palabras del entonces mandatario, la turba avanzó violando los perímetros de la policía, quebrando vidrios y rompiendo puertas hasta lograr entrar al edificio federal. 

Imágenes impactantes

La turba avanzó sin la menor preocupación por cualquier tipo de consecuencia o represión, casi como si supieran que su condición de persona blanca los protegía, sumado al preconcepto de que la policía “está de nuestro lado”. Y parece que no se equivocaron.

Cientos de imágenes salieron a la luz en las horas siguientes mostrando a los agentes de policía en las afueras del Capitolio, abriendo vallas para permitir el paso a los alborotadores, facilitando entrada y formando un cordón humano para abrirles el paso. 

Un contraste abismal con las imágenes que hemos visto durante todo el verano de las movilizaciones pacíficas de las personas de color contra la brutalidad policial.

Realidad y disparidades 

Esta diferencia en respuesta gubernamental al tratamiento de manifestantes según la causa o la raza de quienes son parte, no es una casualidad. 

Un informe realizado por The Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) revela que entre el 1 de mayo y el 28 de noviembre de 2020, durante manifestaciones de la extrema derecha, la policía utilizó la fuerza para dispersar una protesta en un 34% de las veces, comparado con un 51% en acciones donde la mayoría de los asistentes era de color. 

Estos resultados, reflejan una clara diferencia en la forma como la policía responde a protestas de personas de color, en comparación al manejo de manifestaciones de la extrema derecha, en las cuales participan integrantes de la raza blanca mayoritariamente. 

Armas en el Capitolio

No solo se asaltó la propiedad, se destruyó y robó material de las oficinas de congresistas, sino que fotografías resurgieron en redes sociales mostrando que muchos de los perpetradores portaban armas y material para secuestrar a los legisladores. 

También se encontraron varios artefactos explosivos sin detonar en las afueras del edificio, así como un arsenal de armas. 

Estas personas sabían que no habría controles, y por eso se atrevieron a portar armas. Lo sabían porque no es la primera vez que lo hacen.

En mayo de 2020, y tras el anuncio de la gobernadora demócrata de Michigan Gretchen Whitmer, de extender las medidas de permanecer en casa debido al creciente número en casos de COVID-19 en ese estado, un grupo denominado United for Liberty y bajo la consigna “American Patriot Rally”, organizó una protesta en el Capitolio de Michigan. 

Cientos de personas –en su mayoría blancas– algunas armadas, irrumpieron ilegalmente en el edificio de gobierno para reclamar que se levantaran las restricciones. 

Supremacía blanca

Cuando estallaron protestas de justicia racial en todo el país en junio, el gobierno federal hizo preparativos impresionantes para las protestas locales. 

El 1 de junio de 2020, en medio de las movilizaciones de George Floyd en Washington, D.C., los agentes de la ley utilizaron gases lacrimógenos y otras tácticas de control antidisturbios para despejar enérgicamente a los manifestantes pacíficos de Lafayette Square y las calles circundantes, creando un camino para que Donald Trump y altos funcionarios de la administración llegaran desde la Casa Blanca hasta la Iglesia Episcopal de San Juan, donde Trump sosteniendo una Biblia, posó para los fotógrafos frente a Ashburton House (la casa parroquial de la iglesia).

Justicia sosegada

Tamir Rice murió sosteniendo un arma de juguete en un parque de Cleveland en 2014. 

Philando Castile, quien tenía permiso de portar armas, recibió un disparo en su auto solo por revelar al policía, como indica la ley, que tenía un arma en su vehículo. Y como ellos, cientos más, han muerto injustamente.

Un grupo de personas blancas de extrema derecha invaden edificios federales portando rifles, plantando bombas, vandalizando propiedad federal y se les excusa porque están ejerciendo su derecho de expresión. 

Hasta que no resolvamos esta dicotomía, no habrá paz ni justicia.



 
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