Montevideo, 23 mar (EFE).- Teñida de celeste e ilusionada con la clasificación a Qatar 2022, Montevideo aguarda por el Uruguay-Perú de este jueves, mientras otros dos colores resaltan en varias de sus calles: el blanco y el rojo.
Después de recorrer más de 3.000 kilómetros por el aire, cientos de hinchas peruanos llegaron hasta la capital uruguaya para acompañar al conjunto dirigido por el argentino Ricardo Gareca, que quiere ir nuevamente al Mundial.
En la Ciudad Vieja, casco histórico de la ciudad, algunos visitan tiendas y otros caminan, al tiempo que un grupo bebe cervezas.
Junto a su padre, Alberto Venero aguarda en un restaurante por la comida, mientras se ilusiona con la actuación que pueda tener Perú en un encuentro que "va a estar bueno y duro", según le dice a la Agencia EFE.
Asegura que lo que se viene "es fuerte", porque la mente de los jugadores ahora está mucho más sólida. "Creo que mañana vamos por un empate, mínimo", subraya.
Destaca al once de Gareca y dice que el 'Tigre' logró darle a los futbolistas un valor que tal vez antes no tenían.
Por su parte, Wilmer Guadalupe recorre la peatonal que atraviesa la Ciudad Vieja sin compañía y enfundado en una camiseta peruana con el dorsal 9 en su espalda, esa que usó Paolo Guerrero y que ahora utiliza el ítalo-peruano Gianluca Lapadula.
Aguarda por la llegada de su hijo y cinco amigos con quienes no coincidió en el vuelo por haber adquirido diferentes boletos.
Apunta que hasta el momento no habló con muchas personas, pero que todos han sido "muy amables" y resalta que la carne que almorzó estaba "espectacular".
Consultado por lo que significa que su equipo haya ido al último Mundial y que mantenga intactas las opciones de repetir en Qatar, Guadalupe primero hace memoria y cuenta que no se olvida de lo que vivió en 1978 y 1982.
Rememora que el primero lo vio en un televisor de tubo de 19 pulgadas y que al segundo se clasificaron logrando una victoria frente a Uruguay en Montevideo por 1-2.
Esa fue una de las tantas visitas del equipo peruano a un país en el que disputó el Mundial de 1930, donde el 18 de julio saltó al césped del Estadio Centenario -el mismo de este jueves- para disputar el encuentro que marcó su inauguración.
"Creo que (Gareca) encontró el equipo, pero también le puso una parte de responsabilidad, de trabajo, de corazón y un poco de humildad", asevera Guadalupe, quien ya estuvo junto a su selección en Argentina y en Brasil.
Al igual que él, muchos otros hinchas se ilusionan con el resultado que pueda lograr Perú, equipo al que no dejan de alentar en ningún momento.
Los cánticos de los fanáticos se concentraron a últimas horas de la tarde junto a la puerta del hotel montevideano donde se hospeda la plantilla, que este miércoles efectuó un entrenamiento a puerta cerrada en el Gran Parque Central -la cancha del Nacional-.
Un banderazo inundó de rojo y blanco los alrededores del hotel, una zona de altos rascacielos de oficinas y grandes empresas, donde cientos de aficionados peruanos gritaron, cantaron y bailaron, lanzando bengalas y agitando bufandas y banderolas con leyendas de "Te amo, Perú".
El ambiente en el coliseo montevideano está más que asegurado, pues presentará un lleno total, con localidades que se agotaron en 48 horas y en la que el Celeste local deberá competir con el blanco y el rojo que han inundado en las últimas horas Montevideo.