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Brasileño Bolognesi regresa a la Berlinale con filme "verdaderamente indígena"

por EFE (editor@lamegamedia.com)


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Berlín, 3 mar (EFE).- El cineasta brasileño Luiz Bolognesi regresa a la Berlinale con un documental en el que vuelve a dar voz a los pueblos indígenas de la selva amazónica, en esta ocasión con guion escrito junto al gran chamán Davi Kopenawa Yanomami, lo que tiene como resultado un filme "verdaderamente indígena".

En entrevista con Efe, Bolognesi explica que cuando en su cinta "Ex-Pajé", con la que estuvo en 2018 en el festival, hablaba de un pueblo indígena donde la llegada de los evangélicos cambió el papel central del chamán y toda su cultura se vio amenazada y destruida, pensó que debía hacer también un filme que fuese lo contrario.

En "A última floresta", el filme que se proyecta en esta Berlinale en la sección Panorama, el realizador trabaja con un líder chamán que emplea todas sus fuerzas en preservar la cultura yanomami y su lengua, que no permite que los evangélicos lleguen a su pueblo, que no autoriza el uso de armas de fuego para cazar y que se esfuerza por que los jóvenes se interesen por el chamanismo.

Cuando decidió hacer la película con el pueblo yanomani, que vive aislado en la selva amazónica y lucha por mantener su modo de vida como hace dos mil años atrás, propuso a Davi Kopenawa Yanomami escribir el guión, "no sólo para ser el personaje central de la narrativa, sino también como autor".

Con el chamán, autor del libro "La caída del cielo", y los mayores y las mujeres del pueblo que vinieron a contar sus historias, buscaron "hacer una película verdaderamente indígena, y no sólo sobre los indígenas", subraya.

UN SUEÑO YANOMAMI PARA MOSTRAR A BLANCOS E INDÍGENAS

"Como él decía: 'Vamos a soñar juntos una historia para que su cámara pueda proponer a los blancos y a mi pueblo también un mismo sueño, pero que sea un sueño yanomami, y no un sueño de los blancos. Y así fue", recuerda Bolognesi las palabras del chamán.

El documental combina imágenes propias de la observación con secuencias escenificadas que recrean la historia de Omama y Yoasi, el mito fundador de los yanomami, interpretadas también, como en la leyenda, por hermanos gemelos.

El realizador destaca que los yanomami "están muy concentrados y son muy intensos con el presente" y para el trabajo de los actores eso es "maravilloso", porque son "muy verdaderos, muy naturales".

Al no dedicar energía a "administrar" y "controlar" el futuro y estar siempre "muy abiertos a lo que va a venir", no tiene esos niveles de ansiedad y de estrés propios del modo de vida capitalista.

El realizador destaca que una cosa muy fuerte en todos los pueblos indígenas de América del Sur, no solo de los yanomami, es el hecho de que "el mundo de los sueños no es un mundo separado de la realidad, las cosas que pasan en el sueño tienen para ellos a la luz de día un estatus de realidad", como queda reflejado en el filme.

LA GRAN LUCHA POR QUE SE CUMPLA LA LEY, MÁS AÚN EN TIEMPO DE PANDEMIA

Una "gran lucha" del chamán y de los yanomami es que se cumpla la ley, porque su tierra está legalmente constituida con un decreto presidencial de los 80 y votado en el congreso, no es una tierra en litigio, y los blancos no pueden entrar sin autorización del pueblo.

En las últimas décadas se cumplió, pero desde la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil las fuerzas armadas y la policía federal ya no retiran a los invasores, denuncia.

El pueblo yanomami se ve amenazado desde entonces por entre 15.000 y 20.000 buscadores de oro, que al trabajar con mercurio, contaminan los ríos, lo que mata a animales y personas, y acaba con la selva, un problema medioambiental que al final afecta a toda la población brasileña y a toda la humanidad, agrega.

El rodaje del filme se realizó en 2019, antes de la pandemia de la covid, que llegó al territorio yanomami llevada por los mineros y causó numerosas muertes entre los indígenas.

Para Bolognesi, estar en la Berlinale es una "experiencia muy fuerte" de intercambio, sobre todo con el público, a la que de momento hay que renunciar por la pandemia.

Aún así, este festival tiene ese poder de divulgación de las películas que, según el realizador, está ocurriendo igualmente en esta cita virtual de marzo reservada para la industria.

"Vamos a tener un poco de fe en la ciencia y la vacuna y esperar que sea posible", dice, al referirse a la cita abierta al público, que la Berlinale prevé para junio.

Elena Garuz



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